El Partido Popular ha dado por resuelto el "caso Costa" al aceptar el presidente valenciano, Francisco Camps, las pretensiones de la dirección nacional, si bien algunos representantes de la formación han expresado su preocupación por la imagen dada y el PSOE ha aumentado las críticas.

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha destacado en el Congreso de los Diputados que al PP sólo le importa "el 'sálvese quien pueda', como sea y a cualquier costa", un juego de palabras con el que ha hecho alusión a la situación del secretario general de los populares valencianos, Ricardo Costa.

El Comité Ejecutivo del PP celebró ayer una reunión en la que a priori se iba a acordar la destitución del mandatario castellonense, pero tras ella Costa ofreció una conferencia de prensa para proclamar que se mantenía en sus cargos.

Camps, en cambio, y según la versión del PP nacional, comunicó que estaba apartado.

Aunque hoy Costa ha abandonado la portavocía de Les Corts Valencianes y la secretaría general del PP valenciano, lo que se ha entendido como un golpe de efecto de la dirección nacional, el Gobierno y el PSOE han aprovechado la situación para aumentar sus críticas.

Además de las palabras de De la Vega, el vicepresidente tercero, Manuel Chaves, ha señalado que el "caso Gürtel" es "de una gravedad tan intensa" que corroe al PP de forma "vertical y horizontal", pues aparece vinculado "directamente" con la estructura de poder de los populares.

En esta línea, la secretaria de Organización de los socialistas, Leire Pajín, ha tildado de "esperpento lamentable" la imagen del PP, y por ello ha instado al presidente de los populares, Mariano Rajoy, a dar un paso "hacia delante o hacia detrás" si quiere conservar "algo de autoridad o credibilidad".

Desde Valencia las críticas de los socialistas no se han hecho esperar. Su secretario general en la comunidad autónoma, Jorge Alarte, ha acusado a Camps de ser un "mentiroso", de forma que ha instado a Rajoy a que destituya al presidente valenciano.

Como quiera que el "caso Gürtel" vierte sus ramificaciones sobre la Comunidad de Madrid, el secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, ha indicado que la situación terminará por afectar también a Esperanza Aguirre, a su juicio, "el centro del epicentro de la corrupción".

Camps ha insistido en dejar claro que el papel de Costa en el Partido Popular de la Comunidad Valenciana se ha resuelto.

"Ya está. Como se acordó ayer, el PP ha tomado las decisiones en relación con lo que se propuso" y se aceptó por unanimidad, ha matizado.

Y ha añadido mientras salía de la sede de Les Corts y se dirigía a su coche oficial: "Vamos a seguir con toda nuestra tarea al servicio de los valencianos".

El propio Costa ha declarado poco después que él no se aferra a ningún cargo.

Las decisiones adoptadas hoy en Valencia solventan la pugna que en las última horas han protagonizado la dirección nacional y la dirección valenciana, ya que la número dos del partido, María Dolores De Cospedal, había asegurado que si Costa se "encastillaba", podría ser sea cesado de militancia.

El cruce de declaraciones y de órdenes ha provocado que algunos dirigentes mostraran su estupor.

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ha reconocido su preocupación y ha pedido "recuperar el orgullo" de ser militante del PP, en tanto que el presidente del partido en Alicante, José Joaquín Ripoll, ha llamado la atención sobre la "perplejidad" que se ha creado y sobre "lo mal" que lo está haciendo su partido en la estrategia de comunicación.

Esa perplejidad, incluso cierto "cabreo", se ha extendido por los diputados de a pie del PP.

En cambio, dirigentes nacionales, como Javier Arenas, Soraya Sáenz de Santamaría o Pío García-Escudero, se han mostrado conformes con el desenlace de los acontecimientos