La fuerte e intensa lluvia caída durante la tarde de ayer en la capital de la provincia, entre 20 y 25 litros por metro cuadrado, movilizó a agentes de la Policía Local para organizar el tráfico viario, ya que varias arterias de la ciudad fueron cortadas al inundarse y ser imposible la circulación en ellas. Además del tráfico, las zonas más afectadas fueron, un año más, la playa de San Juan y la Albufereta. En la primera, los vecinos del campo de golf volvieron a salir a la calle para criticar la "ineficacia" de las obras realizadas por el Ayuntamiento para evitar inundaciones, mientras que en la Albufereta los bomberos tuvieron que colocar balizas al desbordarse el barranco del Juncaret y "comerse" una parte de la arena. El viento, además, alcanzó velocidades de 77 kilómetros y destrozó semáforos en la zona de Rocafel.

Desde las 16.15 horas, la avenida de Dénia fue la vía más afectada por la tromba de agua. De hecho, en dos rotondas varias unidades de la Policía Local tuvieron que regular el tráfico para evitar un caos al ser imposible que circularan los vehículos. En la rotonda situada a la altura del centro comercial de Vistahermosa un coche de la marca Alfa Romeo quedó atrapado con gente en su interior, algo similar a lo que les sucedió a los conductores de dos vechículos, un Ford y un Fiat, frente al Hospital Universitario de San Juan. La acumulación de agua también obligó a la Policía Local a cortar un túnel en la avenida de Dénia, el ubicado en la parte inferior de la rotonda ubicada a la salida de la A-7, durante dos horas. Este punto fue, precisamente, el más problemático. La lluvia generó retenciones importantes a la salida de la autovía, así como a los coches que circulaban en sentido Alicante.

En la zona de Alicante Golf, la Policía Local y los Bomberos tuvieron que cortar el acceso a la avenida Pintor Pérez Gil desde la avenida de Dénia hasta la rotonda de la avenida de las Naciones. El aguacero, que se intensificó sobre las 16.30 horas, provocó que la calle se convirtiera en una rambla donde, media hora más tarde, muchos vehículos ya habían quedado atrapados por la profundidad de la riada. No obstante, y según relataron varios testigos, la Policía Nacional se marchó del acceso superior a la calle poco después de que cesara la lluvia, provocando la descoordinación con el control de la Policía Local del punto inferior. "Nos han dicho que el tráfico no es su competencia. Han dejado la rotonda abierta y siguen entrando coches a la avenida", apuntaron. Así, los vehículos que huían de las retenciones en la avenida de Dénia y en la plaza de Santa Faz caían en la trampa del Hoyo 1, aún bloqueado. A la impotencia de los conductores se sumó la indignación de los propietarios. El comentario generalizado entre los muchos vecinos era que las obras del Ayuntamiento no habían "servido para nada". "Gastaron miles de millones y míranos, sacando otra vez los sacos para que no entre agua al garaje". Sobre la verja metálica, una pancarta rezaba "Castedo dimisión, no más inundación". Los propios policías lamentaban que la ineficiencia del desagüe les hubiera obligado a "desdoblarse para atender todos los servicios". "Sólo somos cuatro patrullas para toda la playa", apuntó un agente. Desde el Ayuntamiento informaron de que "las obras realizadas para evitar grandes embalsamientos de agua han surtido efecto".

Desde el Parque Local de Bomberos, los responsables del operativo informaron de que estaban "desbordados", con actuaciones continuas en varios puntos de la ciudad. En total practicaron 35 intervenciones. Una de las más relevantes tuvo lugar en la playa de la Albufereta, donde tuvieron que colocar balizas debido a que el Barranco del Juncaret se desbordó y se "comió" una parte de la arena. Junto al cauce, en la calle Flora de España, un coche volvió a quedar atrapado bajo un puente próximo a la Vía Parque. Una conductora se introdujo sin percatarse de que se había formado una balsa. El resultado: el coche quedó flotando. Ella escapó por la ventanilla. Las acometidas bloquearon las alcantarillas, por lo que era frecuente ver a los vecinos de la zona de Playas achicando para evitar que el agua entrara en sus viviendas.