Le había faltado al respeto. Es lo que alegó el preso acusado de matar brutalmente a otro en la prisión de Fontcalent cuando confesó el crimen el mismo domingo, según relataron a este diario fuentes próximas al caso, que señalaron que el agresor se ensañó con su víctima, pues el cadáver del murciano de 30 años condenado por un robo fue hallado en un aseo del patio del módulo de presos peligrosos en medio de un charco de sangre y presentaba, además de multitud de golpes que le desfiguraron el rostro, numerosas cuchilladas en la espalda y una profunda en el cuello que le seccionó la yugular. Ayer, efectivos del Cuerpo Nacional de Policía tomaron declaración al supuesto asesino y a otro recluso que pudo ayudarle para cometer el crimen. Los agentes investigan el grado de participación de éste para determinar si se limitó a ayudarle a introducir a la víctima en el cuarto de baño y si presenció la agresión o tuvo parte en ella.

Ambos pasarán a disposición del juez en los próximos días. Fuentes judiciales aseguran que los hechos podrían calificarse como asesinato con alevosía "por la brutalidad y el ensañamiento" con la víctima. Mientras, desde Instituciones Penitenciarias indican que se encuentran a la espera de que la autopsia determine si la muerte se produjo por los golpes o por los profundos cortes, provocados por una cuchilla de afeitar manipulada. En paralelo a las indagaciones judiciales, la prisión ha abierto una investigación interna para esclarecer las circunstancias en las que se produjeron los hechos y cómo pudo el agresor proveerse del arma.

Los funcionarios de la prisión no detectaron que entre la víctima y el principal acusado, un reo canario de 24 años que cumplía condena por unas lesiones, se hubiese producido alguna pelea o alguna provocación previas al enfrentamiento que tuvo lugar en el baño. Por ello, aunque el agresor atribuyó su reacción a una cuestión de honor, desde el sindicato Acaip consideran que detrás pudo haber otros motivos, como una deuda. No obstante, estas circustancias siguen investigándose por parte del equipo de Homicidio de la Policía, que se ha hecho cargo del caso. Por su parte, desde UGT afirman que el crimen estuvo precedido por una pelea entre el ahora fallecido y los otros dos presos implicados.

El director del centro penitenciario de Fontcalent, Jaime Hernández, recalcó que no había nada que hiciera pensar que existiesen problemas previos entre los presos y calificó los hechos de excepcionales y aislados. Desde el sindicato Acaip no recuerdan un crimen en el interior de la prisión desde el de un reo árabe a manos de otro durante el motín de 1990.

Más medios

El brutal asesinato ha reabierto las denuncias de los sindicatos sobre la masificación, la falta de personal y los consiguientes riesgos que conllevan estos déficits para los funcionarios y los presos. Desde CC OO, el responsable del Área de la Administración del Estado, Juan Noguera, recordó que, aunque no se hayan perpetrado crímenes, son frecuentes las agresiones "sobre todo entre presos, pero también a los funcionarios". Recuerda que Fontcalent "se creó para albergar 450 presos y en la actualidad concentra alrededor de un millar". Noguera considera que "todos los módulos se encuentran masificados y sin medios" por lo que reclama "más personal, más medios y la construcción de una tercera cárcel". Mientras, desde Acaip consideran que, pese a la masificación generalizada y a la falta de personal en Fontcalent, el módulo cuatro en el que se produjeron los hechos -el de los presos de primer grado- la falta de medios "no es exagerada porque se tiene en cuenta la peligrosidad de estos internos". UGT también criticó la falta de medios.