Un fuerte crujido alertó en la tarde de ayer a los vecinos del barrio de Santa Cruz de otra nueva grieta, de unos 25 centímetros de anchura, que se abrió de repente en la muralla del Castillo de Santa Bárbara. La Policía Local procedió a cortar la calle de subida y precintar una de las viviendas, en las que no reside actualmente nadie, mientras Bomberos, técnicos municipales y de la obra que se está llevando a cabo en el Portón inspeccionaban la zona para determinar los riesgos. Todos ellos concluyeron que no existía peligro para las viviendas, pero los residentes no se sienten tranquilos. Y es que la gran fisura se ha formado dos meses después de que aparecieran las primeras y se desprendiera una pequeña parte de la ladera del Benacantil formada por material de relleno.

Los vecinos no tienen dudas al apuntar a las obras que se realizan en la zona del Portón para la construcción de un aparcamiento como principal causa de la abertura en el muro, la mayor hasta ahora.

"Claro que tenemos miedo, porque la grieta se ha producido en una zona de paso. Las obras hay que ejecutarlas, pero con seguridad", considera uno de los vecinos, Mariano Ballester. Ese acceso para vehículos y personas sí fue cortado ayer al tráfico, pues los Bomberos entendieron que existía un riesgo para los peatones que pudieran pasar por allí.

"Mi temor es que se pueda caer parte de la muralla y arrase las casas", dice Marisa Bernabeu. Otro de los residentes, José Sáez, mostró su preocupación ante un posible desprendimiento de la ladera del Benacantil y se preguntó "qué pasaría si cayera una lluvia muy fuerte".