La posible implantación de Ikea en Alicante siempre había sido vista con buenos ojos por los comerciantes de la ciudad, que la consideraban un foco de atracción de visitantes y, por tanto, beneficiosa para todos. Sin embargo, la situación cambió radicalmente cuando se supo que la multinacional sueca no venía sola, y que junto a ella está prevista la instalación de un nuevo centro comercial con cabida también para un hipermercado. El anuncio despertó la ira de los pequeños comerciantes que consideran que el sector ya está saturado, y más cuando la crisis está obligando a cerrar numerosos establecimientos y existen al menos otros dos proyectos con características similares, en el Rico Pérez y la estación intermodal.

El presidente del Colectivo de Comerciantes por Alicante, Pedro de Gea, echa mano de los números para defender sus argumentos. Según sus cálculos, en la ciudad existen 499 metros cuadrados de superficie alquilable en centros comerciales por cada 1.000 habitantes, una cifra muy superior a la media autonómica, de 320 metros, y que casi duplica la media nacional, de 287. "Ikea aporta algo diferente pero otro centro comercial al uso no tiene cabida. No hay tanta capacidad de compra", asegura.

Por una vez, las asociaciones de consumidores, casi siempre favorables a un aumento de la competencia, se muestran de acuerdo con esta afirmación. El responsable de la Unión de Consumidores de España (UCE) en Alicante, Pedro Hernández, asegura que la ciudad "ya está suficientemente servida" de grandes superficies y que los nuevos proyectos "romperían el actual equilibrio entre pequeños y grandes comercios". Por tanto, al final se reduciría la oferta. "La competencia elevada al grado sumo lleva al desastre", afirma. Además, considera que los complejos previstos responden más a la necesidad de "financiar determinadas infraestructuras" que a una demanda real por parte de los compradores.

Tiendas cerradas

La situación actual de los seis centros comerciales y de ocio que ya existen en el entorno metropolitano de Alicante parece darles la razón. Juntos suman 482 locales y, de ellos, 104 permanecen cerrados en estos momentos, más del 20% del total. No obstante, hay notables diferencias entre ellos. Plaza Mar 2 es el que mejor está resistiendo el envite que supone la crisis, con sólo nueve establecimientos cerrados (siete comercios y dos restaurantes). Su gerente, José Palacios, asegura que el número de visitas, más de nueve millones anuales, incluso ha aumentado en los últimos meses "pero el gasto medio por persona ha bajado". A la pregunta de si la ciudad tiene capacidad para absorber otro complejo comercial, responde: "Sólo si aporta algún valor añadido, si trae algo que todavía no haya en la ciudad. Lo que no parece razonable es que se construya otro centro que ofrezca más de lo mismo".

Todavía más contundente se muestra José Manuel Sánchez, responsable de Puerta de Alicante, que recibe entre 4,5 y 5 millones de visitas anuales y tiene 11 de sus 80 establecimientos cerrados o en proceso de liquidación. Para Sánchez, la demanda "ya está cubierta". Es más, opina que ni siquiera las grandes cadenas de franquicias que generalmente sirven de locomotora a estos complejos, como Inditex o Cortefiel, estarían "interesadas" en abrir más locales en Alicante "cuando en otras partes del país están cerrando tiendas, precisamente, en centros comerciales".

Además, sostiene que el público alicantino es menos aficionado que otros a este tipo de recintos "porque hay más alternativas de ocio al aire libre". De hecho, los centros con mayores problemas son los que han apostado de manera más clara por la restauración y el entretenimiento frente al componente comercial. El paradigma es el Parque Vistahermosa, gestionado por la misma multinacional francesa que Puerta de Alicante, Ségecé. Mientras el aparcamiento de Media Mark y Leroy Merlin está casi al completo a diario, la otra parte del complejo está casi desierta. De sus 40 locales, 25 permanecen sin actividad, incluidos los cines, y apenas hay público. En su inauguración, se intentó vender como una nueva zona de marcha, pero la idea no cuajó y tampoco se ha sabido reconducir. Sin llegar a estos extremos, también Panoramis tiene 10 de sus 50 establecimientos cerrados y, en la zona de pubs, la parte superior tiene aspecto de llevar bastante tiempo abandonada.

En el centro San Vicente, de 85 establecimientos, en 17 están las persianas bajadas y otros dos anuncian su liquidación por cierre. No obstante, su portavoz, Verónica Chávez, afirma que la mala situación económica les beneficia ya que propicia que los compradores valoren más las tiendas outlet, en las que están especializados.

El gerente adjunto de Gran Vía, Javier Montejano, también es de los que piensa que ya hay suficiente competencia en Alicante. Este centro comercial fue el primero en abrir en la provincia, en noviembre de 1998 y las costumbres han cambiado bastante. "Entonces venían familias a pasar el día entero, ahora vienen sólo a comprar y se ha reducido la estancia", explica. Tiene 32 locales vacíos de 111 pero, según Montejano, en parte se debe a que va a sufrir una reforma en profundidad "para adaptarse a los nuevos gustos". Sin embargo, los dependientes de algunos locales apuntan más a los elevados alquileres, que dificultan la supervivencia de los comercios en tiempos de crisis. Es algo común a todos los centros. Un particular puede llegar a pagar entre 6.000 y 8.000 euros mensuales por un local de unos 80 metros cuadrados. Las franquicias suelen tener rebaja.

De todas las personas consultadas, sólo el portavoz de la Asociación Española de Centros Comerciales, Rafael Serrano, se muestra favorable a la creación de nuevos complejos en Alicante. "En España sólo entre el 12% y el 15% del gasto total se realiza en centros comerciales mientras que en Francia o Inglaterra roza el 30%", argumenta, aunque también reconoce que el elevado porcentaje de locales cerrados de la ciudad "no es lo habitual".

Ikea no habla

Por su parte, Ikea guarda silencio y se limita a decir que sigue teniendo "mucho interés" por abrir en Alicante. No es de extrañar porque sólo en su primer año de apertura, su tienda de Murcia recibió más de 800.000 visitas desde la provincia, casi el 25% del total. Tampoco el Ayuntamiento quiere hablar hasta que se reúna con la multinacional para ver sus exigencias reales. Mientras, el portavoz del Grupo Socialista, Roque Moreno, propuso ayer que se busque a Ikea una nueva ubicación -sugirió el polígono de Las Atalayas- para evitar que los posibles recursos al Plan Rabassa puedan retrasar su llegada.