El proceso iniciado en el año 1984 para canonizar a la clarisa capuchina Úrsula Micaela Morata culminó ayer con el acto de clausura, tras el cual el procedimiento continuará en el Vaticano. En este acto, celebrado en el monasterio de las clarisas capuchinas de la calle Villegas, se designó al capellán de Santa Faz, José Luis Casanova, como promotor de justicia para esta causa. Es decir, será el responsable de que los tres expedientes de canonización de Madre Úrsula lleguen "seguros e íntegros" a Roma.

El párroco viajará la próxima semana al Vaticano para entregar el viernes 19 tres ejemplares -dos rojos y uno verde- a la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos. Ayer quedaron lacrados todos los volúmenes con el sello del Obispo, Rafael Palmero.

El proceso instruido en la ciudad de Alicante ha tenido como postuladora a Silvia Mónica Correole, quien no pudo asistir al acto de ayer, por lo que actuó como juez el canónigo de San Nicolás Ildefonso Cases. En el acto también intervinieron la abadesa, María del Carmen Moñino Sánchez, y la archivera del monasterio, sor Catalina. Como notarios actuaron Vicente Escandell y Joaquín Sáez, autor de la biografía de sor Úrsula Micaela Morata. En representación de la vida civil alicantina asistió la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo.

Joaquín Sáez explicó en la ceremonia que Madre Úrsula nació en Cartagena en el año 1628 y que escogió su vocación religiosa en 1645, tras renunciar al matrimonio y llevar una vida marcada por algunos acontecimientos tan dolorosos como la muerte de sus padres cuando ella tenía sólo cuatro años de edad.

Según se manifestó en dicho acto, a lo largo de su vida la monja tuvo "experiencias sobrenaturales cada vez más gozosas". Una de ellas, señaló Sáez, tuvo lugar en 1653 cuando un ángel con un dardo de fuego lo introdujo en su corazón. Se trata del milagro de la transverberación, que también experimentó Santa Teresa, mediante el cual sentía que el amor divino le quemaba. Desde su fallecimiento en 1703, a la monja se le atribuyen curaciones y también el don de hacer que puedan concebir hasta trillizos mujeres infértiles, manifestó la abadesa.

A diario numerosas personas acuden al convento para rezar ante el cadáver incorrupto de Madre Úrsula, que fue a la fundadora de este monasterio. En los próximos años se estudiará en Roma el amplio expediente, que incluye la autobiografía escrita por la monja -1652-1684- y la correspondencia que mantuvo con los Reyes, para decidir si Madre Úrsula pasa a ser Santa Úrsula.