La decisión de la cadena Hesperia de renunciar a la quinta estrella del hotel que gestiona frente al campo de golf de la Playa de San Juan, no sólo ha dejado al municipio de Alicante sin uno de los tres hoteles considerados de lujo con los que contaba el municipio, sino que ha confirmado un hecho que en la Costa Blanca era un secreto a voces: el turismo de alto poder adquisitivo esquiva a una provincia donde, además, la oferta se disparó en los últimos diez años, creciendo un 800% y haciendo pedazos el difícil equilibro entre oferta y clientes de cinco estrellas. Un efecto colateral negativo del "boom" inmobiliario impulsado por los ayuntamientos, y consentido por muchos promotores que se tomaron la construcción de los supercomplejos de lujo como un "impuesto" más a pagar para el desarrollo de un determinado proyecto urbanístico en el que el beneficio real llegaba por la construcción y venta de miles de viviendas.

El escenario, diez años después, muestra una oferta de lujo compuesta por 9 hoteles -2.620 plazas- que trabajan con precios entre un veinte y un treinta por ciento por debajo de la tarifa real. En estos momentos, en el mes de mayo, hay niveles de ocupación paupérrimos -en algunos complejos ha llegado a haber días con dos clientes alojados durante los meses más duros de la temporada baja-, y con plantillas prácticamente imposibles de mantener por los altos costes. A esto se une, según apunta un veterano hotelero con experiencia en la gestión de establecimientos de lujo, un elemento estructural como es que los turistas de lujo son muy volubles y, en general, muy poco fieles con un destino. Es decir, "hoy están en la Costa Azul y al año siguiente en Altea, municipio al que igual no vuelven jamás, por mucha calidad y servicio que hayan encontrado", explicó este industrial.

Los hoteles de cinco estrellas de la Costa Blanca cerraron la última quincena del pasado mes de abril con una ocupación media del 26%, un porcentaje que complica cada día más el mantenimiento de las más de dos mil quinientas plazas de lujo ofertadas por los empresarios de un sector donde, según ha podido saber este periódico, al menos hay tres establecimientos en venta, aunque no tengan el cartel en la terraza. Proyectos multimillonarios, algunos con decenas de habitaciones, resultan hoy prácticamente imposibles de rentabilizar, tanto si son gestionados por una gran cadena, como si la propiedad opta por llevarlos a cabo con sus medios.

Paradigmático resulta el caso del megacomplejo Villaitana, en Benidorm, en el que se invirtieron más de 120 millones de euros en el área de expansión de Terra Mítica, pero que no acaba de despegar. Villaitana -ubicado en la avenida que tomó el nombre del ex presidente e impulsor del parque temático, Eduardo Zaplana,- comenzó su andadura de la mano de la marca Starwood -Westing y Sheraton- y con el mismísimo Pau Gasol entre sus primeros clientes. Sin embargo, la gestión de los norteamericanos fue un fracaso, se rescindió el contrato y hace poco abandonó el barco su último director.

Curiosa es también la situación del Asia Gardens, un supercomplejo de lujo ubicado en la misma zona, propiedad de la cadena y de socios privados, con una inversión también estratosférica, que, después de unos comienzos llenos de sombras, parece que remonta el vuelo tras haber captado un par de congresos de lujo esta primavera, así como viajes de incentivos. El hotel no tiene rival ahora mismo en el Mediterráneo en prestaciones, pero sobre el complejo parece pesar la maldición que rodea a todo lo que está próximo a Terra Mítica.

El promotor Andrés Ballester -Edificaciones Calpe- mantiene abiertos en Altea, en sendos enclaves privilegiados de la Costa Blanca, dos hoteles -el Altea Hills y el Villa Gadea- que siempre han sido gestionados por la división hotelera de Ballester, aunque hasta hace unos meses pagaban a Meliá por utilizar su nombre como soporte comercial. Tras rescindir el contrato, los hoteles siguen con las 5 estrellas, pero vuelven a trabajar bajo la marca SH.

Por otro lado, este año ha echado a andar en l'Alfàs del Pi el SHA Wellness, complejo de lujo que ofrece estancias con tratamientos de salud. Tras una inversión que asusta, no despega. La Marina Baixa completa su oferta con el emblemático Montíboli, con menos habitaciones que los últimos complejos creados, pero que también nota la crisis, aunque su viabilidad esté asegurada, gracias al colchón que representa pertenecer a la exitosa Servigroup, empresa saneada y sin deudas. Al norte, la Marina Alta cuenta con otro hotel de lujo, el Dénia Marriot.

Los dos últimos hoteles se encuentran en Alicante, el veterano Sidi en primera línea de la Playa de San Juan y el Amérigo, en el corazón del casco antiguo, propiedad de la prestigiosa Hospes que inició su andadura con unas pretensiones poco acordes con el perfil del turista de Alicante, cerca del mar, pero con vistas al castillo y a los viejos edificios de la calle Mayor, y que ha terminado por ajustar precios para mantener ocupación. El caso del Sidi también es sangrante. El Ayuntamiento de Alicante consiente desde hace años que el antiguo edificio del hotel El Cabo, junto al Sidi y en primera línea de la Playa de San Juan, esté en ruinas. Cuando parecía que se había encontrado solución para levantar allí viviendas de lujo, llegó la crisis económica.

A los problemas con los que los directores de los hoteles de lujo tienen que convivir diariamente -falta de clientes, competencia, exceso de oferta...-, se une, por otro lado, que muchos de los municipios de la provincia no ofrezcan atractivos que enganchen al turista de alto poder adquisitivo. El Amérigo de Alicante inauguró en su día sin haber conseguido que el Ayuntamiento de Alicante le quitara de la entrada un contenedor de basuras. El mismo Consistorio que permite la degradación del antiguo inmueble del hotel El Cabo. El Hesperia Golf surgió de un macroproyecto urbanístico, pero sus promotores se olvidaron de dotarle, por ejemplo, de una piscina descubierta. Recibió la quinta estrella.

Y, pese a todo, sigue habiendo hoteleros valientes. Este año está prevista la inauguración del que será primer 5 estrellas del casco urbano de Benidorm. El Magín Venecia.