L a carrera electoral del 27-M empezó ayer para el PP de forma inesperada con la primera baja. Casi al mismo tiempo que Francisco Camps firmaba el decreto de convocatoria de las elecciones, el vicepresidente del Consell, Víctor Campos, anunció por sorpresa su retirada de la vida política. A pesar de que el «número dos» del Gobierno autonómico se justificó con «motivos personales y familiares», a nadie escapa, sin embargo, que la renuncia, aunque Campos apurará la legislatura, se produce en plena guerra por las listas populares y cuando el vicepresidente tenía aspiraciones de regresar a Castellón como sustituto de Carlos Fabra en la Diputación.

Campos se empleó a fondo para tratar de reducir el impacto de su renuncia. Durante su comparecencia - que realizó acompañado por Ricardo Costa pero sin estar arropado por miembro alguno del gobierno - de hecho, descartó cualquier tipo de conflicto político y habló de cuestiones personales. «Ha llegado el momento de decir adiós», dijo el vicepresidente que aseguró que se mantendrá «fiel y leal al proyecto político del PP». «No hay nada oculto, ni ninguna intención política detrás de mi decisión pero comprendo y respeto que algunos no lo crean y hagan una interpretación distinta», aseveró el dirigente popular.

Los hechos, sin embargo, revelan que la situación, más allá de las buenas palabras de Campos, es de tensión en las filas populares. Sin ir más lejos, en el pleno del Consell del pasado viernes, que el vicepresidente dirigió en ausencia de Camps, el «número dos» del gobierno realizó una apelación a la responsabilidad para evitar que la disputa de las listas acabé agravando la crisis del PP. No se detectó tono de despedida. Todo lo contrario, apuntaron fuentes populares. La comparecencia de Campos, de hecho, fue convocada ayer a toda prisa mientras en Presidencia estaban reunidos con Camps los consellers Vicente Rambla y Gerardo Camps, con muchos números para encabezar las candidaturas autonómicas de Castellón y Alicante, junto al titular de Educación, Alejandro Font de Mora, y el vicesecretario regional del PP, Ricardo Costa, que abandonó la reunión para trasladarse a Castellón e intentar dar imagen de unidad al lado de Víctor Campos. La marcha del vicepresidente, además, se produce justo cuando tenía todas las opciones de encabezar la lista autonómica por Castellón, algo que ahora parece reservado al citado Rambla; y sobre todo cuando Campos, sin disimulo, aspiraba a sustituir a Carlos Fabra al frente del PP y de la Diputación de Castellón, algo a lo que Fabra, de momento, se niega. Esa negativa del, hasta ahora, líder popular en las comarcas del norte de la Comunidad podría haber sido uno de los detonantes de la marcha de Campos. La cuestión llegó a incidir de nuevo en el pulso entre campistas y zaplanistas. Unos, los afines al presidente, hablaron de decisión «loable» y elogiaron que el vicepresidente anunciara su renuncia antes de que arrancara oficialmente la lucha electoral. Otros, los partidarios del ex ministro, hablaron de un signo de «debilidad» que se traslada a los votantes del PP a menos de dos meses de la cita con las urnas.

Pese a la disputa soterrada, el jefe del Consell se mantuvo en la línea de la «amabilidad» y el «elogio» hacia su vicepresidente. «Pierdo un amigo excepcional y leal», dijo el presidente Camps, que aseguró sentir «muchísimo aprecio» por el dirigente del PP en Castellón. «Ha trabajado 24 horas sobre 24 horas por la Comunidad», aseveró, para mostrarse convencido de que podrá seguir contando con el vicepresidente a pesar de que abandone la política activa. Para la oposición, por contra, la marcha de Campos es un «síntoma» claro de la «descomposición» de los populares de cara a los comicios del próximo 27-M. El socialista Antoni Such apuntó que la decisión del vicepresidente Campos es una muestra evidente de que el «barco empieza a zozobrar». Por su parte, Glòria Marcos, la candidata de EU-Bloc a la Generalitat, apostó por la apertura de más «fisuras» en las filas del PP y de los afines a Carlos Fabra. Ricardo Costa, vicesecretario regional de los populares, por su parte, destacó la «impronta» que Campos deja en el partido.

Con las guerra en las filas populares extendida a Castellón, la batalla, a días de que Madrid ratifique las candidaturas autonómicas y las listas de las capitales de provincia, continúa en Alicante. Ripoll, a pesar de las opciones de Gerardo Camps para encabezar la candidatura autonómica, declaró que el plazo para elaborar la lista expirará el próximo día 12 y negó que se puede hablar de descartes. El presidente del PP alicantino insistió en que la lista electoral aún «no está elaborada» y, por lo tanto, «no se puede hablar de quien está y quien no está». En la comida de despedida del grupo parlamentario popular en las Cortes, en la que Víctor Campos a pesar de hacer intención no habló para despedirse de los diputados, Camps hizo un llamamiento a la tranquilidad a pesar de reconocer la situación de intranquilidad en las filas populares. «Os iré llamando a todos. Yo soy la única fuente», dijo.