Hasta que el cuerpo aguante. Esa podría ser perfectamente la definición de los «Soparets», una cita tradicional con la que Alcoy puso el punto y final un año más a las Fiestas de Moros y Cristianos.

Concluido el acto de la Aparición, con el que miles de alcoyanos despidieron la celebración en honor a San Jorge, y una vez despejada la plaza de España y las calles adyacentes, la zona empezó a ser colonizada por grupos de festeros para cumplir con la tradición de los «Soparets».

Las mesas y las sillas invadieron calzadas y aceras, para dar cuenta de unas cenas cada vez más sofisticadas y animadas. Mientras unos optaban por prepararse la propia comida, otros recurrían a empresas de cátering para una mayor comodidad.

La música, además, animaba el ambiente, bien a través de canciones enlatadas y potentes altavoces, o por medio de un grupo que tocaba piezas de rock en directo en medio de la calle San Lorenzo a modo de verbena.

La animación se prolongó hasta altas horas de la madrugada, para apurar hasta el último instante de las Fiestas en una imponente demostración de energía. El día siguiente ya fue otra cosa.