Alcoy celebró ayer el disparo de arcabucería más seguro de su historia. Numerosos agentes de la Guardia Civil, en colaboración con la Policía Local, controlaron que las cantimploras estuviesen precintadas tal y como fueron entregadas. Además, los operarios de la brigada municipal estuvieron en todo momento regando las calles para evitar posibles incidentes.

La nueva normativa para los actos de disparo ha endurecido las medidas de seguridad. Una muestra de ello se pudo ver el pasado 20 y 21 de abril durante el reparto de la pólvora, la cual fue entregada a los festeros dentro de cantimploras precintadas.

La presencia de hasta siete agentes de la Guardia Civil durante la celebración del Alardo tuvo como objetivo controlar el buen funcionamiento del acto, según explicó el presidente de la Asociación de San Jorge, Juan José Olcina, quien recalcó que vigilaron que las cantimploras estuviesen precintadas.

Si bien es cierto que se adoptaron otras medidas habituales de seguridad, como el riego de las calles para evitar incidentes. Los operarios de la brigada municipal empezaron a mojar las vías por las que transcurre el acto antes de su inicio. Durante el mismo también fueron vertiendo agua para que la pólvora que cae al suelo no prendiese.

Al finalizar los alardos, el personal de limpieza baldeó las calles a conciencia para eliminar los restos de pólvora del suelo.

Juan José Olcina, en declaraciones a este diario, aseguró que al finalizar el disparo de la mañana los agentes de la Guardia Civil que estuvieron controlando el desarrollo del acto felicitaron la organización del mismo.