Alcoy despidió ayer sus Fiestas de Moros y Cristianos de forma multitudinaria. Miles de personas abarrotaron la plaza de España y las calles adyacentes para presenciar la Aparición de Sant Jordiet sobre las almenas del castillo. El acto cerraba una celebración que ha estado marcada este año por la espectacularidad de los actos y, sobre todo, por la revitalización del Alardo gracias al incremento de la pólvora.

La Aparición de Sant Jordiet, Juan José Valls, sobre las almenas del castillo, puso ayer el punto y final a unas Fiestas de Moros y Cristianos que se pueden calificar de extraordinarias. Fue, como es habitual, una cita multitudinaria, en la que se conjugó la pena por la conclusión de la Trilogía con la esperanza y la ilusión que motivan los ya más cercanos próximos festejos.

Concluido el Alardo de la tarde, el niño Sant Jordiet, Juan José Valls, irrumpió en lo más alto del castillo en medio de un espectáculo de fuegos de artificio lanzando flechas al público. Todo ello mientras todos los presentes volvían a interpretar el Himno de Fiestas, remitiendo al primer día de la celebración. Después, el niño que representa al patrón recorrió la plaza de España subido en su carroza, mientras seguía lanzando flechas a un público que porfiaba por hacerse con alguna de ellas.

El acto sirvió de colofón a unos festejos que se han distinguido por la brillantez de los desfiles y la asistencia masiva de visitantes, pero sobre todo, por la reactivación del Alardo. La decisión de la Asociación de San Jorge de adaptarse a la nueva normativa permitió incrementar la pólvora hasta los 2.942 kilos, lo que se tradujo en unas batallas de arcabucería más intensas y sonoras, así como de una mayor duración.

Alcoy ha cerrado de forma exitosa la Trilogía, y ya empieza a preparar la próxima con ilusión.