La Asociación de San Jorge consumó ayer el reparto de los cerca de 3.000 kilos de pólvora que se quemarán en las batallas de arcabucería entre Moros y Cristianos. La segunda jornada habilitada para la distribución del explosivo en el albergue del Baradello de Moya registró más aglomeraciones de festeros por la coincidencia con el sábado. Con todo, el balance en el primer año de adaptación al nuevo reglamento ha sido considerado como positivo, dentro de las dificultades.

Las Fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy se han acogido este año por primera vez al nuevo reglamento de la pólvora, una normativa que permite a los festeros disparar hasta dos kilos en el Alardo en lugar de uno como ocurría hasta la fecha. Todo ello, sin embargo, a cambio de cumplir las nuevas exigencias, que añadían complicaciones en el proceso de reparto.

Como se ha venido informando, la principal dificultad residía sobre todo en la obligatoriedad de trasvasar la pólvora a las cantimploras antes de que la recogiesen los tiradores. Esta labor, por encargo de la Asociación de San Jorge, la han llevado a cabo 14 armeros, con el objetivo de reducir al máximo los riesgos en una operación harto delicada.

Una parte de los festeros habían entregado con antelación sus cantimploras al Casal, por lo que las recogían cuando acudían al albergue ya cargadas. Los que las llevaban en el mismo momento tenían que esperar a que se les hiciera el trasvase. El proceso, además, se ha llevado a cabo entre estrictas medidas de seguridad, con hasta ocho agentes de la Guardia Civil controlando toda la operación.

El reparto se ha realizado al final con mayor agilidad de la esperada, y sin que se hayan llegado a registrar grandes colas. Aún así, ayer se registraron más aglomeraciones, por la mayor cantidad de festeros que acudieron aprovechando la jornada del sábado.

Para el año próximo está previsto que las cantimploras lleguen ya cargadas al lugar de reparto, una vez realizado el trasvase en las instalaciones de las propias empresas distribuidoras.