El Gobierno ha atendido las reivindicaciones del mundo de la Fiesta de los Moros y Cristianos y ha llegado a un acuerdo para un reparto más seguro de la pólvora que se utiliza en los actos de arcabucería. Las empresas autorizadas para la comercialización serán las que se encarguen de trasvasar el explosivo a las cantimploras en sus propias instalaciones, lo que evitará que esta operación se tenga que realizar en el mismo lugar en el que la recogen los festeros.

El delegado del Gobierno de la Comunidad Valenciana, Juan Carlos Moragues, anunciaba en la mañana de ayer en Alicante a los representantes de la Unión Nacional de Entidades Festeras (UNDEF), la autorización de Minas a la solución para el reparto de la pólvora negra para las armas de avancarga que mejora la seguridad y da respuesta a una de las principales reivindicaciones.

Tras diferentes reuniones de los representantes del Gobierno y de las fiestas, se ha propuesto, con carácter voluntario, el nuevo mecanismo para las entidades que celebran Moros y Cristianos en la Comunidad Valenciana.

Hasta la fecha la pólvora era trasvasada a las cantimploras en el mismo lugar de reparto, con el peligro que conllevaba la manipulación de la misma y donde se producían largas colas, al tiempo que debía realizarse con la supervisión de la Guardia Civil.

A partir de ahora, las cantimploras, que serán nominativas, llegarán ya llenas y precintadas desde la propia empresa suministradora de la pólvora y su rellenado lo realizarán los propios operarios de la misma que están cualificados para la manipulación. Se entregarán a cada uno de los tiradores y cada cantimplora tendrá identificada su trazabilidad y será nominativa.

De acuerdo con la información facilitada, los festeros tendrán que entregar sus cantimploras vacías a la entidad que organiza las fiestas en sus respectivos municipios, para que ésta, a su vez, las remita con el tiempo suficiente a la empresa que se encargará de trasvasar la pólvora. Una vez realizada la operación, se trasladarán al punto de reparto acordado para que la recojan los tiradores.

La fábrica o depósito autorizado deberá certificar que el manipulado de la pólvora se ha realizado por sus propios operarios sin participación de terceros, dejando constancia de los precintos y etiquetas numéricas incorporados a cada cantimplora.

Cabe recordar que la nueva normativa permite que se disparen dos kilos de pólvora por cada acto de arcabucería, en lugar de uno como sucedía hasta el momento.

La solución adoptada fue valorada ayer de manera positiva por la presidenta de la UNDEF, Pepa Prats, quien destacó que «se trata de nuestra principal reivindicación. El 99% de los municipios no querían trasvasar la pólvora por sus propios medios al entender que era peligroso, y sólo puedo dar las gracias a toda la gente que ha estado trabajando por llegar a un acuerdo de estas características».