El Campus de Alcoy de la Universidad Politécnica de València (UPV) acogió ayer una nueva edición de la Prova Cangur, una competición matemática en la que participaron más 1.500 alumnos de 30 centros educativos de las provincias de Alicante y Valencia.

Hicieron falta varias aulas para acoger a los más de 1.500 estudiantes de tercero y cuarto de Secundaria y de primero y segundo de Bachillerato que se presentaron ayer a la Prova Cangur 2018, una competición matemática que se realiza en diferentes países de Europa a la vez y que tiene como objetivo fomentar el gusto por esta materia.

A las 11 horas los alumnos empezaron a completar la prueba, la cual consta de 30 retos matemáticos, de dificultad creciente y de respuesta cerrada, con cinco opciones para cada problema. Los participantes contaron con una hora y cuarto para contestar a las preguntas.

Según la información facilitada por la universidad, los estudiantes de la Comunidad Valenciana se distribuyen geográficamente en las universidades más cercanas. En este sentido, el Campus de Alcoy acogió a alumnos de hasta 30 centros educativos de las provincias de Alicante y Valencia.

La plaza de Ferrándiz y Carbonell fue el punto de encuentro para los participantes tras completar la prueba. Todos salieron de las aulas con el formulario de preguntas y las anotaciones de las contestaciones, a fin de comentar con sus compañeros cómo había ido la competición.

Concha Beltrán es una de las alumnas de cuatro de Secundaria del IES Francesc Gil de Canals que se presentó a la Prova Cangur y le comentó a sus profesores que «hay preguntas que me han salido muy bien, pero otras eran muy difíciles».

En otro grupo, Martí Salas, estudiante de tercer de ESO en el IES Pere d'Esplugues de la Pobla Llarga, explicó que le había resultado «demasiado larga y bastante complicada».

«No había practicado nada, aunque era un poco de lógica», aseguró Sara Gisbert, una alumna de segundo Bachillerato del IES Bocairent que también insistió en que «era un poco complicada».

Voro Rivera,de primero de Bachillerato en el IES Rei en Jaume de Alzira, explicó a la salida que «la prueba es de pensar bastante», aunque reconoció que «poco a poco me he relajado y me ha ido mejor». A pesar de la dificultad, «recomiendo la experiencia».