Los Reyes Magos entraron en Ibi ante la atenta mirada de miles de espectadores. Pequeños y mayores esperaban impacientes a los de Oriente en una Avenida Joaquín Vilanova que cada año reúne a mayor cantidad de público.

En primer lugar, desfilaban José, María y el Niño, arropados por los pastores que ofrecían al recién nacido todos sus regalos y ofrendas. Seguidamente el rey Herodes hacía su entrada triunfal para ocupar sitio en palacio y esperar la vista de los ilustres.

Cuando la luna ya iluminaba la noche ibense, los tres Magos de Oriente hacían su entrada en la villa del juguete puntuales a su cita como cada año.

Sus elegantes vestiduras y sus brillantes coronas iluminaban las miradas de todos los que cada año esperan impacientes su llegada a Ibi.

En primer lugar, visitaron al malvado rey para preguntar por el anunciado nacimiento. Tras recibir un mensaje nada agradable seguían su camino para ofrecer, oro, incienso y mirra al recién nacido.

La luz de las bengalas y el calor de todos los niños inundaba la calle y arropaba a los Reyes Magos, que atendían todas las muestras de cariño que los más pequeños les regalaban a su paso.

Tras la adoración al Niño, el rey Baltasar daba la orden a los pajes para que repartieran todo el cargamento de paquetes que portaban en sus camiones. Sin duda, un mágico momento en el que los más pequeños tiemblan de emoción.

Bien entrada la noche los Reyes Magos volvían hacia la entrada de la villa para subir a sus carrozas e iniciar la Cabagalta en la que cada año participan cientos de vecinos ibenses.

Caramelos, confeti, luz, color, alegría, ilusión y mucho cariño adornaba el ambiente del tradicional desfile. Una cabalgata que en los últimos años es una de las citas más importantes para todos los vecinos de Ibi y visitantes de la provincia.

La cabalgata concluía en la plaza de los Reyes Magos, mágico lugar en el que los fuegos artificiales pusieron el broche final a esta mágica noche ibense.