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Alcoy

El renacer de Serelles

El paraje presenta un aspecto totalmente renovado cinco años después del incendio que mantuvo a los alcoyanos toda la noche en vilo

El renacer de Serelles

Las llamas cubrieron Serelles la tarde del 12 de julio de 2012. La rapidez con la que el fuego se propagó, llegando a coronar el Montcabrer, dificultó las tareas de extinción, en las que trabajaron numerosos medios y voluntarios. Cinco años después, el paraje presenta una imagen renovada, pero los alcoyanos continúan recordando aquella noche, en la que el resplandor de las llamas iluminaron la ciudad.

Quinientas hectáreas quedaron arrasadas por el incendio, dejando una imagen desoladora en una zona muy transitada por los vecinos del municipio, dada su proximidad al casco urbano. Sin embargo, la naturaleza ha seguido su curso y poco queda de aquel manto negro.

En octubre de ese mismo año, el Ayuntamiento de Alcoy y la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) estrecharon su colaboración para realizar un estudio sobre la zona afectada, divulgar los resultados y ofrecer educación ambiental en materia de incendios. El equipo de investigadores, coordinados por el catedrático de Edafología de la UMH y presidente de la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo, Jorge Mataix-Solera, desde entonces, han convertido Serelles en un laboratorio al aire libre.

Los primeros trabajos se centraron en el estudio del impacto de la extracción de la madera quemada. Los expertos la retiraron en algunas zonas afectadas a los seis meses del fuego utilizando el método de arrastre de troncos sobre la superficie. En las áreas en las que el tratamiento coincidía con suelos más vulnerables a la erosión, realizaron además un estudio para ver su efecto en la calidad del suelo. Compararon las áreas sometidas a este tratamiento con el resto y durante los dos primeros años «se observó una degradación progresiva de las propiedades del suelo en las zonas en las que se sacó la madera», así como menos abundancia en la cobertura vegetal y una reducción en la diversidad de especies.

Además, los profesionales detectaron que estas zonas habían perdido capacidad para retener el agua. Posteriormente, estudiaron en qué medida puede reducir la erosión el esparcimiento de un acolchado, como la astilla de madera. El resultado, según Mataix-Solera, es que la saca de madera afecta la respuesta hidrológica-erosiva, pero que la protección de astilla puede reducirla en parte.

Ésto llevó al Ayuntamiento y a la UMH a desarrollar actividades divulgativas, como la realizada los dos últimos años en el Día del Árbol, cuando los participantes esparcieron astilla de madera. También, han plantado especies autóctonas y realizado clareos donde la densidad de pino era excesiva. Con todo, Mataix-Solera asegura que la regeneración «se está efectuando de forma natural».

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