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San Jorge cambia de fisonomía

El aspecto del puente cambiará por completo después de la actuación, ampliando las aceras para dar prioridad a los peatones y reorganizando la circulación de vehículos en dos carriles centrales

A la izquierda, una imagen general del viaducto; a la derecha, colocación del forjado previo a la pavimentación. s. m.

Las estrechas aceras del puente de San Jorge ya forman parte del recuerdo de los alcoyanos. La fisonomía de la pasarela está cambiando por completo con la segunda actuación de restauración, tras la cual se dará prioridad a los peatones ampliando su zona de paso y se reorganizará la circulación de vehículos en dos carriles centrales.

El deterioro del puente de San Jorge era más que evidente. La balaustrada presentaba desconchones y en algunos tramos, incluso, se veía el forjado. En una primera actuación, el Ayuntamiento de Alcoy restauró la ornamentación, mejorando la estética de un viaducto que es todo un símbolo de la ciudad.

Si bien el aspecto cambió tras su embellecimiento, esta segunda fase que se está acometiendo está modificando por completo su imagen, quedando en el recuerdo elementos como los petriles.

Fue a finales del pasado mes de junio cuando los operarios de la empresa adjudicataria de las obras iniciaron la retirada de las barreras verticales que servían de protección a los viandantes, una primera medida que permitió despejar el puente para poder iniciar el grueso de los trabajos.

Con los petriles ya retirados, comenzaron a eliminar el asfalto, y aunque en un principio quisieron respetar el hormigón original del año 1931, su deterioro provocó que se fuese levantando a medida que los trabajos avanzaban.

Además, desde hacía años había una grieta en el estribo del puente que enlaza la zona del centro con el Ensanche y cuyo estado había empeorado en los últimos tiempo. Por ello, la dirección de la obra consideró oportuno actuar, reforzando la parte dañada.

Sin embargo, ha sido esta pasada semana cuando han empezado a apreciarse con mayor claridad los cambios con la colocación del forjado en la plataforma y su posterior pavimentación.

La fisonomía del puente de San Jorge continuará transformándose hasta el próximo mes de septiembre, ya que el proyecto contempla construir aceras de unos 2,5 metros de ancho, acabadas en granito y con bordillos de unos 10 centímetros, siguiendo la estética del resto del municipio.

Los viandantes no volverán a sentir el agobio de los petriles, porque a partir de entonces no habrán barreras verticales, y se reorganizará la circulación de vehículos, pasando de tres a dos carriles centrales. Todo ello, con el objetivo de dar prioridad a los peatones.

El fin de las obras supondrá un punto y seguido, ya que el próximo año el Ayuntamiento tiene previsto poner en marcha una tercera actuación para reparar los arcos, así como prevé realizar un mantenimiento continuo a fin de conservar en buen estado un elemento tan emblemático para la ciudad.

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