El sector de la cereza ha sufrido un nuevo golpe después de que una tromba de granizo haya arruinado la cosecha en un sector del corazón de la zona productora, entre los términos municipales de Planes y la Vall de Gallinera. La inicidencia, en concreto, ha afectado al área conocida como los Llombos, y se suma a las graves pérdidas causadas por las lluvias al inicio de la campaña.
Se las prometían felices los productores de cerezas de la provincia después de cuatro años marcados por la sequía. Las abundantes lluvias registradas este pasado invierno invitaban al optimismo y a una cosecha cercana a los tres millones de kilos, la mejor en mucho tiempo. Sin embargo, nada más iniciarse la campaña de recolección las cosas empezaron a torcerse.
Las precipitaciones que tan positivas habían resultado para la recuperación de los árboles, se convertían en ese momento en un enemigo temible, toda vez que la cereza es una fruta extremadamente sensible al agua, puesto que a su contacto se agrieta y se convierte en inservible para la comercialización. De acuerdo con los datos facilitados por el sector, las lluvias redujeron la cosecha en un 30% y además de las variedades más tempranas, las de mayor cotización, provocando unas pérdidas cercanas a los cinco millones de euros.
Ahora el problema ha venido en forma de granizo. Fue en la noche del domingo y afectó al área situada entre los términos municipales de Planes y la Vall de Gallinera, en el corazón de la zona productora de la Montaña. Localizada en el área de los Llombos, los daños han sido importantes, afectando tanto a la propia fruta como a las ramas de los árboles, que han sufrido el impacto del pedrisco.
