El título es poco agradable y nada correcto, políticamente hablando. Esta carta tiene poco que ver con la política, es meramente personal y tiene mucho que ver con una cruda realidad que afecta a miles de personas: la prevención responsable del cáncer de colon. Si en algo coincide, además con contundencia, la comunidad científica es en que el cáncer de colon es uno de los más silenciosos, y por eso la insistencia en la prevención mediante el “test de sangre oculta en heces”.

Quienes me conocen saben de mi celo por intentar mantener mi intimidad personal y familiar lo más alejada de la escena pública. Salvo mis amigos íntimos, más bien poco se sabe de mí, y me alegro por ello. Pero, por más que me guste mantener el celo de mi intimidad personal, también soy consciente de que soy una persona pública más o menos conocida. Y por eso he llegado al convencimiento de que tengo la obligación moral de contar, aunque sea someramente, mi propia experiencia para animar a personas a las que, seguramente, ni conozco se realicen las pruebas del“test de sangre oculta en heces” cuando les corresponda.

Pero vamos al grano. Todo empezó hace algo más de un año. Mi mujer es muy metódica y en ocasiones se preocupa incluso, diría, en exceso; lo cual, viene bien a una persona como yo, ya que reconozco soy muy dejado en temas de médicos y esas cosas que ustedes saben. Pues bien, después de insistir mi esposa varios años en que me hiciese las pruebas de “sangre oculta en heces” para la prevención del cáncer de colon, su insistencia fue tal, el año pasado, que al final accedí a realizar las pruebas.

Mis argumentos para no realizar el “test de sangre oculta en heces” en años anteriores fueron siempre los mismos: -no me duele nada, como bien (demasiado bien...), y los chequeos rutinarios han sido siempre una pasada-. Nunca me ha salido nada de nada. En el último chequeo el médico, que es un tío “salao” al que conozco, me dijo que estaba hecho “un mulo” y que lo único que tenía, un pelín más alto, era el colesterol bueno. Es decir, sano sanote…

-¿Para qué me voy a hacer yo las pruebas para la prevención del cáncer de colon, con lo bien que me sale a mí la analítica general siempre?- Esa era mi reiterada y tozuda respuesta a mi esposa, año tras año, cuando llegaba a casa el papelito para el “test voluntario de sangre oculta en heces”.

Pues bien, hace un año accedí, muy a regañadientes, a realizar la prueba y di positivo. En un principio podría ser, como ocurre a la inmensa mayoría de pacientes que dan positivo, que se trate sólo de una pequeña fisura interna, hemorroides o algún pequeño pólipo; es decir, nada importante como ocurre, repito, en la inmensa mayoría de los casos que dan positivo en el test y punto.

En la posterior colonoscopia que me realizaron, me diagnosticaron dos pólipos que me fueron extirpados durante la misma colonoscopia: uno era de pequeño tamaño, sin mayores consecuencias, pero sobre el otro pólipo, de mayor tamaño, me dijo la doctora que, posiblemente en apenas seis, doce meses “casi seguro” el pólipo hubiera acabado en cáncer si no me hubiese sometido a las pruebas. Eso es lo que hay. Les aseguro que hoy soy menos cabezota y arrogante que hace un año. Prevenir es curar. ¡Y tanto que sí!

No me siento cómodo contando esto. De hecho, estoy haciendo un gran esfuerzo para escribir esta carta. Llevo algún tiempo pensando en la conveniencia o no de contar algo tan íntimo y personal . El otro día en la procesión de María Auxiliadora, por la que yo siento una gran devoción, mientras iba acompañando a la Virgen en la procesión, de repente lo decidí: voy a contar mi simple experiencia, aunque sólo sea en parte...

Sentí la necesidad de contarlo por responsabilidad moral y personal. A ustedes les puede parecer una chorrada, y seguramente lo es; pero lo pensé casi con ansiedad, con cierta angustia. Repentinamente, me di cuenta que una simple carta, puede ayudar a prevenir un cáncer. Quizá una simple carta puede llegar a acojonar a algún “valiente/a de calbot” como yo. Y de ahí, que he decidido compartir mi experiencia.

Usted, si es mayor de 50 años, y por muy sano que crea que está, debe hacerse, cuanto le toque, las pruebas de sangre oculta en heces. Ya sé que suena mal, y por eso lo he repetido mucho y lo he puesto en negrita. Haga caso a los profesionales de la salud. No espere a los síntomas. Prevenir es curar. No lo lo olvide. La tozudez y la salud no mezclan bien. Lo importante es la salud.