El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ha empezado a hacer acopio en la antigua estación de Cocentaina de los materiales que va a utilizar desde principios de junio en las obras del tren Alcoy-Xàtiva. Se trata de una actuación presupuestada en 3,5 millones de euros cuya finalidad es garantizar el correcto funcionamiento de la línea ferroviaria.
Las inmediaciones de la antigua estación de Cocentaina ha sido el emplazamiento escogido para depositar los tramos de vía, con sus correspondientes raíles y traviesas, que sustituirán a los que en la actualidad se encuentran deteriorados. De hecho, el proyecto está concebido para suprimir 11 limitaciones de velocidad a lo largo de todo el trayecto, para lo cual también se va a actuar sobre un terraplén, cinco trincheras y tres puentes. El tiempo de viaje se reducirá en unos siete minutos.
Hasta este diario han llegado algunas críticas en relación a que los raíles y traviesas que se van a introducir en la línea no son nuevos. Desde Adif se aclaraba ayer a este respecto que todos los materiales que se utilizan en obras de infraestructura ferroviaria cumplen un triple proceso de verificación.
Así, con carácter previo son sometidos a una inspección, saneamiento y comprobación. En este caso, el carril que se va a instalar será de 54 kilos por metro, que ofrece mejores prestaciones que las del carril existente en la actualidad de 45 kilos. Una vez instalados, los materiales que componen la vía están sujetos a un tratamiento para que sean aptos para la circulación ferroviaria, y finalizado el mismo se efectúan una serie de pruebas de comportamiento estático y dinámico para permitir el paso de trenes.
Los que se van a utilizar, resalta Adif, cumplen con estos requisitos y «no constituyen el desecho de ninguna otra línea, son completamente válidos y cumplen con las normas establecidas para realizar la obra encomendada en una línea de estas características».
Los trabajos, como se ha venido informando, arrancarán a principios de junio y está previsto que tengán una duración aproximada de seis semanas.
El tren no circulará durante ese tiempo, de manera que Renfe habilitará un servicio alternativo de transporte por carretera.
