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Cocentaina

«Es la historia de una chica que perdió la juventud y a sus compañeras trabajando»

Gemma Martínez Richart acaba de presentar el libro «Veinticinco años después. Caso Ardystil»

«Es la historia de una chica que perdió la juventud y a sus compañeras trabajando»

Gemma Martínez Richart fue una de las trabajadoras de Ardystil, una empresa de Cocentaina que dio nombre a un caso del que se cumplen ahora 25 años, y que provocó seis fallecidos y un centenar de enfermos de fibrosis pulmonar por el manipulado de pinturas en aerografías textiles. Transcurrido todo este tiempo, ha querido narrar en primera persona a través de un libro su experiencia como afectada que también estuvo a punto de perder la vida, y sobre todo rendir homenaje a las cinco compañeras de su empresa que ya no están.

¿De donde surge la necesidad de escribir este libro?

Un día encontré en un archivador todos mis informes médicos y fotos de las compañeras de la fábrica. Había recortes de todo lo que ocurrió en aquella época, y me dije que tenía que contar mi experiencia, empezando por mi familia y mis hijos, que desconocían lo que había pasado. Se podría decir que era una necesidad vital.

¿Cómo ha sido el proceso de confección de la historia?

Contacté con una escritora de Cocentaina que me ayudó a plasmarla, aunque fue mi sobrina Gemma Tomallonga, que es psicóloga, la que consiguió sacarme todo lo que tenía dentro. El resultado es un libro muy emotivo para poderlo compartir y, sobre todo, un homenaje a mis compañeras. Para mí es muy importante que esto se sepa, y que la gente conozca el dolor que pasa una persona afectada. Al final es la historia de una chica que perdió la juventud y a sus compañeras trabajando

¿Cómo definiría el libro?

Este libro es una herida interior. Se habla de la ilusión de una niña de 18 años que tiene un trabajo, una alegría, una amistad con sus compañeras. Y a partir de ahí empiezan los problemas de salud, los síntomas que empezamos a compartir, la sangre por la nariz, la tos... y después la duda, porque no sabíamos lo que pasaba y todas sufrimos mucho miedo. Cada día caía una de nosotras enferma, y cuando empezaron a morir... A mí me partieron, me arrancaron esos años de juventud, y lo peor de todo fue perder a mis compañeras.

En su caso también llegó a estar cerca de la muerte...

Al principio nos trataron en Alcoy, pero nos dijeron que no podían hacer nada. Así que nos derivaron a Alicante o a València. En mi caso, afortunadamente y gracias a la tenacidad de mi familia, me llevaron a una clínica en Navarra, donde estuve ingresada un mes y me trataron estupendamente. De hecho, estoy muy agradecida a los médicos, porque gracias a ellos pude contarlo.

Entre los afectados y sus familiares siempre ha existido la sensación de que no se ha hecho justicia (la única consecuencia penal práctica fueron los dos años de prisión que cumplió la propietaria de Ardystil)...

Estuvimos nada menos que once años esperando justicia y el resultado fue bastante desalentador. Además, después de lo que pasamos, tampoco nos ayudaron como se debía. Pero en el libro no hablo de eso, porque la verdad es que no quiero buscar culpables. Insisto en que se trata de la historia de una afectada que perdió la salud y a sus amigas trabajando.

¿Piensa que conseguirá sus objetivos con la iniciativa que ha tenido?

A mí, la verdad, es que me ha ayudado mucho. Tenía que sacar lo que tenía dentro, pero estoy convencida de que muchas enfermas se pueden ver reflejadas y que la lectura del libro les puede ayudar. Se trata de una historia por un lado de aceptación y, por otro, de superación. Y recordar a aquellas que eran mis amigas, porque existieron. Hay cinco personas que faltan y se les tiene que recordar.

¿Por qué ha elegido este momento para publicar y presentar el libro?

Es una fecha muy significativa, porque justo ahora se cumple el 25 aniversario. Mi intención era recordar y, sobre todo, tributar un más que merecido homenaje a las compañeras que ya no están.

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