Cocentaina celebró ayer el día grande de sus fiestas en honor a la Mare de Déu del Miracle. Visiblemente emocionados, los contestanos acompañaron al icono de su patrona en su traslado desde el monasterio hasta la iglesia de Santa María, donde Mireya Sala Román recitó la tradicional súplica ante la imagen de la Mareta y la atenta mirada de sus familiares y vecinos.

Como cada mes de abril, los contestanos rinden culto a la Mare de Déu del Miracle desde hace 497 años. Los actos centrales de estos festejos tuvieron lugar ayer y contaron la participación de centenares de devotos.

A primera hora de mañana la «descoberta de la Mare de Déu» y el estruendo de las 27 salvas en honor a las 27 lágrimas que derramó la Virgen dieron el pistoletazo de salida a una intensa jornada marcada por los vítores de «Mareta, Mareta» de todo un pueblo.

Antes de las diez de la mañana en la plaza de El Pla se fue concentrando la multitud para arropar a la patrona a su salida del monasterio. Muchos contestanos asistieron ataviados con el tradicional traje de masero y contestana, de hecho, fue un grupo de maseros el que alzó el icono de la Mare de Déu y, por primera vez, salieron del monasterio sin detenerse hasta el Palau, donde giraron la imagen hacia la Capilla de San Antonio Abad, el lugar en el que se produjo el milagro.

A continuación dio comienzo el traslado de la patrona a la iglesia de Santa María. Mientras muchos vecinos de la población optaron por acompañar a la Mareta, otros muchos fueron reuniéndose en la plaza Cardenal Ferriz, donde a paso de procesión hizo su entrada el icono de la Mare de Déu entre vítores y flores.

Todo el protagonismo recayó en ese instante en Mireya Sala Román, quien, visiblemente emocionada, recitó la tradicional súplica ante la atenta mirada de sus familiares y vecinos.

«Desde anoche estaba tranquila y ahora era disfrutarlo», manifestó tras vivir un momento tan especial y que aprovechó para recordar a su abuela asegurando que «tengo dos madres en el cielo, la Mare de Déu y mi abuela».

El obispo contestano Juan Antonio Reig Pla formó parte de la comitiva y presidió la eucaristía que se celebró en Santa María una vez finalizada la ofrenda floral. Los actos matinales finalizaron con una «mascletà» en El Pla.

Por la tarde, y para cerra el día, el casco antiguo de Cocentaina acogió la procesión en honor a la Mare de Déu del Miracle.