El sector olivarero de la provincia de Alicante ha dejado de ganar 14 millones de euros al reducirse la cosecha un 40%. Las lluvias han llegado tarde para salvar una campaña que estaba muy condicionada a causa de la prolongada sequía. Las intensas precipitaciones registradas en los últimos meses, no obstante, sí que resultarán muy beneficiosas de cara al próximo año, que se presenta con unas perspectivas muy favorables.
La oliva acaba de cerrar la campaña en la provincia de Alicante con unos resultados negativos. La prolongada sequía que se venía arrastrando desde los últimos años ha reducido finalmente la cosecha alrededor de un 40%, lo que ha dejado la cantidad de aceite producido en 6 millones de kilos, una cantidad muy alejada del verdadero potencial de las zonas de cultivo. Lógicamente, el descenso ha sido más notable en unas comarcas que en otras, dependiendo de las peculiaridades climáticas y orográficas, aunque la media se ha quedado finalmente en el citado porcentaje.
Según manifestaba a este diario Julián Úbeda, responsable del sector en La Unió, «las lluvias que hemos registrado en los últimos meses, aunque han mejorado ligeramente las previsiones iniciales, han llegado ya tarde para compensar tanto tiempo de sequía. Los árboles se encontraban muy castigados por la falta de agua, y de ahí que nos hayamos quedado con esta baja producción».
Esta circunstancia, además, ha impedido a los productores de la provincia disfrutar de los buenos precios que se están pagando esta campaña por el aceite, debido a que la cosecha ha sido baja a nivel general. Según Úbeda, «la producción ha sido muy limitada en todas las regiones españolas, incluida Andalucía, que siempre marca la pauta por su volumen. Además, esta circunstancia también ha alcanzado a las zonas productoras a nivel internacional; baste como ejemplo que Italia sólo ha tenido un 20% de cosecha».
La cotización, por este motivo, ha ido subiendo de forma progresiva, hasta situarse en estos momentos en 3,80 euros por kilo de aceite virgen extra. Tomando como referencia una media de 3,5 euros, el sector provincial ha dejado de ganar alrededor de 14 millones de euros, lo que es una cifra más que destacada.
«Nunca -lamentaba el responsable de La Unió- llegamos a tener un año completo. Es cierto que el incremento de alrededor de un 15% en los precios han aliviado las consecuencias de la caída de la cosecha, pero también lo es que si hubiésemos tenido una producción un poco más elevada los beneficios hubieran sido mucho mayores».
En lo que respecta al conjunto de la Comunidad Valenciana, la producción de aceite este año ha sido de 14 millones de kilos, muy lejos de los 24 millones que se lograron alcanzar en la campaña anterior.
Las perspectivas, en cualquier caso, son mucho más favorables de cara al próximo año, cuando se espera que los temporales de lluvia y nieve registrados desde el pasado mes de diciembre ya hayan tenido sus efectos positivos. Según manifestaba Julián Úbeda, «los árboles, después de la larga agonía que han tenido que sufrir, han recibido estas precipitaciones como si de un maná se tratase. Esta circunstancia nos hace pensar que la cosecha de la campaña que viene será mucho más voluminosa».
Otro factor que contribuirá a tener buenos resultados son los precios, ya que todo parece indicar que continuarán moviéndose en niveles elevados. «Según nuestros cálculos, al haber sido este un año de baja producción, la próxima campaña la iniciaremos en noviembre sin reservas de aceite, por lo que se podrá vender a buen precio», enfatizó.
Las precipitaciones registradas a finales de 2016 y en este inicio de año no sólo serán positivas para la oliva, sino que también resultarán muy beneficiosas para otros cultivos como la almendra o la cereza, los cuales se encuentran en estos momentos en proceso de floración.
