Los técnicos del área de Ciclos Hídricos de la Diputación de Alicante han propuesto la instalación de una planta de filtros para solucionar los problemas de agua turbia en Cocentaina, derivados de los últimos temporales de agua, nieve y viento. La actuación tiene un coste de 280.000 euros, por lo que el Ayuntamiento ha pedido ayuda a la administración provincial para hacer frente a la inversión.

La alcaldesa de Cocentaina, Mireia Estepa, y el arquitecto municipal se han reunido con el diputado de Ciclos Hídricos de la Diputación de Alicante, Francisco Sáez, para transmitirle los problemas de agua turbia que la población viene padeciendo desde el temporal de lluvia del pasado mes de diciembre.

Las citadas precipitaciones provocaron filtraciones en el pozo de la Querola, el cual suministra agua a la zona alta de Cocentaina, como consecuencia de un movimiento de tierras subterráneas. Por ello, el Ayuntamiento recomendó no consumir agua del grifo, ya que contenía partículas de barro.

Una vez levantadas las restricciones, el temporal de nieve y viento de enero volvió a causar los mismos problemas, obligando a los técnicos a intensificar las tareas pertinentes para solucionarlos. Así y todo, observaron la necesidad de aplicar medidas preventivas.

En esta sentido, los técnicos de Ciclos Hídricos de la Diputación proponen como solución definitiva la implantación de una planta de filtros. Esta actuación supone un coste de 280.000 euros, «una fuerte inversión económica que servirá para garantizar la calidad del agua que consumen los contestanos y para prevenir situaciones naturales como las que han ocurrido», ha explicado Mireia Estepa.

El elevado coste del proyecto ha llevado a la alcaldesa a pedir ayuda a Francisco Sáez, asegurando que «es de vital importancia contar con el soporte de la Diputación de Alicante». El diputado, por su parte, se ha comprometido a estudiar a fondo el tema y la solución a lo largo de las próximas dos semanas. Pasado este tiempo volverá a reunirse con la primera edil de Cocentaina para darle una respuesta.

Recordar que el Ayuntamiento levantó las restricciones de consumo de agua potable a finales de enero. Hasta entonces, los vecinos de las zonas afectadas han tenido que comprar agua embotellada tanto para beber como para cocinar a fin de evitar posibles problemas de salud derivados de las partículas de barro que contenía el agua.