Decenas de alcoyanos se congregaron ayer en el convento del Santo Sepulcro para despedir a las cinco hermanas Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo, que se marchan a un nuevo destino después de estar cuatro años en Alcoy, y dar la bienvenida a las monjas de clausura de la orden Argentina Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará.

El por entonces arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, anunció a finales de enero de 2013 que las monjas de clausura Agustinas Descalzas se trasladaban a Benigànim por «dificultades de vocaciones». En su lugar, el 22 de febrero de ese año llegaron las Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo con lo que se garantizaba la continuidad del monasterio en el que se venera al Jesuset del Miracle.

Pero el paso de esta comunidad de monjas brasileñas pone hoy el punto final por motivos de reestructuración en su instituto, según la información facilitada. Las cinco hermanas se despidieron muy emocionadas entre decenas de alcoyanos que las arroparon. Unas palabras de agradecimiento, por parte de la hermana Elisabet, marcaron el inicio de la misa oficiada por Jose Juan Crespo. El vicario, durante el sermón, explicó que «el aterrizaje» de las carmelitas en la capital de l'Alcoià no fue fácil . «Nos dolió que se fueran las Agustinas y vertimos sobre ustedes ese descontento», indicó el párroco añadiendo que las «lágrimas» de tristeza de aquel momento son «lágrimas de arrepentimiento» y que detrás de aquella reacción «no hay intencionalidad mala». Crespo subrayó que «la parte negativa para nosotros es que ustedes [dirigiéndose a las carmelitas] alzan el vuelo y nosotros nos quedamos aquí. El señor, en cada momento, nos hace una nueva llamada y ahora ustedes se encaminan a un nuevo lugar».

El párroco, en su oratoria, señaló que dan la bienvenida a las monjas argentinas y destacó que «órdenes religiosas nacionales ya van quedando muy poquitas» de ahí que transmitió la «preocupación por las vocaciones religiosas».

La Asociación del Jesuset del Miracle, antes de finalizar la misa, entregó unas medallas a unas emocionadas carmelitas. El presidente, Jorge Ponsoda, les dijo que «siempre quedará en Alcoy el camino de vuestro paso».

Los asistentes, entre los que estaba el alcalde Antonio Francés, se pusieron en pie y les tributaron una sonora ovación. De nuevo, la hermana Elisabet agradeció las muestras de cariño y argumentó que «gracias al sí» de las monjas argentinas «el convento está abierto» además pidió a los alcoyanos que «las acojan». Las carmelitas regresan a Gijón o Brasil mientras que en el convento ya hay dos monjas de clausura y una externa.