Ya han pasado 60 años desde que los americanos decidieron construir una base militar para el Ejército del Aire en la sierra más alta de la provincia: Aitana. Actualmente, en los más alto, solo quedan las instalaciones del radar, que controla todo el tráfico aéreo que pasa por el mediterráneo. En la actualidad este es el único testigo físico activo que queda en el complejo militar que se construyó en la década de los 50 y que acogió a muchos españoles que fueron a realizar la mili o a los militares profesionales.

Precisamente, a partir del año 1956, nacieron las relaciones cordiales y que con el paso del tiempo se convirtieron en laborales y sociales, e incluso algunas fueron más intensas y terminaron en matrimonio. En suma, son seis décadas de vínculo entre el municipio de El Comtat y la base de Aitana, por ello, y aprovechando que ayer era la festividad de la Virgen del Loreto, patrona del Ejército del Aire, Alcoleja acogió una celebración muy especial.

Autoridades civiles y militares, así como familiares, vecinos y visitantes asistieron primero a la misa cantada que se celebró en la iglesia de Alcoleja. Pasadas las 12.30 horas, la banda del municipio comenzó a interpretar el pasodoble «El abanico», un ritmo alegre que acompañó a toda la comitiva desde el templo hasta la entrada al pueblo, en concreto donde se sitúa la parada del autobús, para realizar los actos militares.

Francisco Fenollar, alcalde de Alcoleja, fue el primero en tomar la palabra y dirigirse a los presentes con un discurso lleno de recuerdo y de reivindicación. En su alocución, el primer edil puso el acento en la «revolución social y económica» que comportó la construcción de la base de Aitana. El censo del pueblo subió hasta «los 1.000 o 1.500 habitantes» además de que la gente del pueblo comenzó a trabajar en el complejo militar -en las cocinas, como electricistas, en la limpieza, etcétera- mientras en la localidad «florecía la cultura con la creación de la banda de música o el Patronato». La base «daba sustento a las familias y el pueblo daba la parte humana».

Así se fue creando la intensa relación que ha llegado hasta la actualidad, aunque el apogeo de las primeras décadas se fue desvaneciendo hasta que ahora, tan solo, queda actividad en la zona del radar. Hace unos años que se cerraron las instalaciones de la parte más baja y, con el paso del tiempo, se está viendo cómo se va deteriorando poco a poco.

Fenollar manifestó el deseo de que «hay ganas de mirar hacia el futuro» y que ese centro se pueda convertir en una apuesta «con gestión socioeconómica y turística» y que sea «un emblema de nuestra montaña».

En el acto también se entregaron varias condecoraciones a cabos y tenientes.

Uno de los momentos más emotivos y solemnes fue cuando se realizó el homenaje «a los que dieron su vida por España» y la ofrenda de una corona de laurel a la Virgen del Loreto.

El comandante jefe del Escuadrón de Vigilancia Aérea, número 5, subrayó que «Alcoleja nos ha acogido como hijos adoptivos» y se ha creado «un sello fuerte» entre la base aérea de Aitana y el municipio. También, durante su discurso, recalcó el trabajo que durante años, y actualmente, están haciendo los vecinos en la base. «Todos formáis parte del escuadrón». Asimismo, felicitó a los distinguidos y a los militares por el trabajo que realizan.

Con el Himno del Ejército del Aire, interpretado por la banda, se puso punto final al acto.