Mil veces se ha hablado de la problemática de los juzgados de Alcoy, de la maldita itinerancia de los jueces y de los asuntos de calado que se tramitan, todo lo cual complica la actividad hasta límites insospechados. Y mil veces se ha hablado de las soluciones, sobre todo de convertir las plazas de jueces en magistrados, lo que equivale a estabilidad y agilidad. La decisión adoptada esta semana por las cuatro juezas del Partido Judicial merece el aplauso unánime, porque supone actuar; abre un proceso para poner remedio a una situación a través de una gestión adecuada: elaborar un documento de petición, conseguir apoyos de profesionales e instituciones y tramitarlo ante el TSJ, que a su vez lo derivará al Gobierno central. En unos tiempos en que la toma de decisiones en harto difícil o inexistente, en que los responsables políticos lo primero que miden en general es el efecto, las consecuencias (y el rival, cómo tumbarlo) hay que elogiar la voluntad de las juezas. Hasta ahora los magistrados se habían pedido de boquilla, de cara a la galería, ahora se hace como toca, utilizando los mecanismos de la administración, que tendrá que decidir y justificar. Sólo falta saber si el traslado al nuevo edificio lo harán como juezas o magistradas. Al paso que vamos...
