Al principio de la calle Santa Rosa, una de las arterias principales de Alcoy, «había» una variedad de pequeños establecimientos. Desde una tienda de ropa deportiva, camisetas de fútbol sobre todo, a otra de alimentación «gourmet», pasando por la panadería con pan barato (un experimento que se trasladó un centenar de metros hacia arriba, poco antes de su quiebra). En pocas semanas, todo el tramo de calle se ha visto plagado de carteles con la mención «Se alquila» o «se vende». Han cerrado todos, en una situación que verdaderamente llama la atención.
Incluso anuncia que va a bajar la persiana un almacén de productos chinos, situado justo enfrente, a la vez que acaba de abrir sus puertas -con notable éxito estos primeros días- un supermercado de horario amplio, que se ha situado algo más arriba, entre los cruces con Maestro Espí y Alfons el Magnànim.
En los últimos tiempos, todas las miradas, toda la atención ha estado centrada en la grave situación del comercio del centro, que no cesa de ver menguada su preponderancia. Desde que comerciantes y hosteleros se movilizaron, consiguiendo un amplio respaldo al menos institucional, ante la sangría de establecimientos, la realidad es que la situación no ha mejorado; más bien lo contrario: al menos una tienda deportiva de San Nicolás se ha trasladado a la Zona Norte y un veterano establecimiento de ropa de Santo Tomás cerró sus puertas. Muy cerca, una ferretería intenta en vano un traspaso por jubilación.
Comerciantes, grupos políticos y asociaciones varias han constituido la mesa por el centro, por la calle San Francisco, primer objetivo de una revitalización que se acomete con un estudio, en un contexto de reducida población y actividad.
Mientras esto sucede, otra zona de animación como es Santa Rosa, han visto cómo se ha sucedido el cierre de establecimientos en una zona concreta. «Es difícil de saber qué puede haber sucedido», explica el presidente de la Asociación de comerciantes de Santa Rosa, Paco Moltó. «Quizá es una zona que está en una punta del barrio, en tierra de nadie. La verdad es que es raro», apunta.
Efectivamente, es una tierra «de nadie», pero una zona de paso muy transitada, entre el principal supermercado de la zona -con ahora otro justo enfrente- y el mercado de San Roque, y con uno de los colegios más populosos -sino el que más- de toda la ciudad ubicado en las inmediaciones. «En estos momentos están abriendo comercios con márgenes comerciales muy reducidos y llega un momento en que no hay posibilidad de mantenerlos a flote, lo que obliga a cerrar. Es un problema de carácter general», detalla.
En otras zonas de Santa Rosa, sin embargo, incluso cercanas a la referida, se aprecia movimiento y actividad, mientras que en otras las tiendas operativas y en actividad se combinan con los carteles de «Se alquila», en algunos casos datando de mucho tiempo atrás. Esto último también es perceptible en el centro.
Para Moltó, un problema básico del barrio «es el aparcamiento, que no hay. No hay un punto en el que se pueda parar para efectuar una compra; además, las cargas y descargas siempre están llenas, saturadas de coches, de manera que luego llegan los distribuidores y no pueden descargar. Esto es algo que le estamos diciendo contínuamente al Ayuntamiento y que no se resuelve».
La realidad es que un núcleo comercial de relieve, en una de las zonas más pobladas de la ciudad, se ha visto afectado de forma repentina por una sucesión de cierres de establecimientos, producida de forma casi simultánea, que evidencian que pese a los datos positivos macroeconómicos, la coyuntura para la tienda pequeña es muy complicada. «Además, ha abierto estos días una gran superficie en la zona y el negocio que haga, dejarán de hacerlo los demás», subraya.
