Tras seis años al frente de la Junta de Fiestas de Cocentaina, ¿cómo decidía dar el salto a la UNDEF?
Estos seis años me van a servir de experiencia y preparación, aunque en ningún momento me había planteado propugnarme para la presidencia de la UNDEF. Fue el pasado verano cuando coincidimos varios presidentes que estábamos a punto de terminar mandato en nuestros respectivos municipios y comentamos que Francisco López no iba a continar. La cosa quedó ahí y, un tiempo después, el tema volvió a salir y ya me animaron para presentar la candidatura. Por eso tengo a tantos presidentes en la directiva.
¿Qué supone para usted haberse convertido en la primera mujer que preside la entidad?
En el momento de presentarme no me puse a pensar en ello. De hecho, desconocía que hasta este instante ninguna mujer había ocupado un puesto en la directiva. Pero en cualquier caso, todo el mundo sabe que soy una guerrera en el tema de la mujer, porque en los Moros y Cristianos tenemos el mismo nivel de participación y también la misma dedicación. De todas formas, lo importante no es ser hombre o mujer, sino que te guste la Fiesta y trabajes por ella.
¿Cuáles son sus objetivos prioritarios en estos momentos?
Lo primero es aclarar el tema de la pólvora y los alardos, a raíz de la nueva normativa que se ha implantado para el disparo de los arcabuces. El anterior presidente ha hecho múltiples gestiones y ha ido a muchos sitios, pero yo quiero pasarme el tema personalmente por las manos y concretar qué es lo que se tiene que hacer para que los festeros puedan disparar tranquilos. La situación preocupa y quiero que la Delegación del Gobierno nos aclare todas las dudas que puedan existir.
Otro asunto que está continuamente encima de la mesa es el de las tarifas que pagan las Fiestas de Moros y Cristianos por los derechos de autor de la música...
La Sociedad General de Autores (SGAE) cobra unas tarifas que consideramos muy elevadas. Hablamos de 3.000 o 4.000 euros que para muchos pueblos suponen unas cantidades casi inasumibles. Es un asunto sobre el que nos tenemos que sentar a hablar, para ver si se pueden rebajar estas cantidades revisando los acuerdos existentes.
La crisis económica ha hecho daño a los Moros y Cristianos, y eso se ha dejado notar en muchos municipios, que han visto cómo el censo de festeros disminuía. ¿Está cambiando la situación?
Hubo dos o tres años que fueron muy complicados, pero afortunadamente la cosa está empezando a cambiar y la participación se está recuperando. Las últimas fiestas a las que he tenido oportunidad de asistir, como son Calpe y El Campello, fueron un auténtico espectáculo tanto por los boatos como por la gran cantidad de gente.
