Desde que en noviembre de 2014 se cerrara el último brote, la legionela había dejado de ser actualidad en la ciudad, salvo un episodio aislado en agosto de 2015, que de hecho se ha conocido ahora. Ya desde 2013 la incidencia de la enfermedad había sido escasa, previsiblemente a consecuencia de los duros dispositivos de control establecidos por Salud Pública.

El alcalde Antonio Francés, que recibió directamente la información desde Salud Pública, subrayó que «estamos por debajo de la media de casos de la la Comunidad Valenciana», algo que se ha venido corroborando en los últimos tiempos a través de los boletines oficiales de la conselleria, y que ya se produjo también en la última etapa de Jorge Sedano al frente del Ayuntamiento.

Hay que significar que las torres de refrigeración han sido la causa más habitual de los brotes -lo que ha obligado a intensivos protocolos de control-, pero también se han constatado el origen en lavacoches públicos e incluso en las máquinas de asfaltado, que ahora para trabajar en la ciudad deben cumplir unos requisitos de cloración del agua y temperatura.