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Treinta años no son nada

Treinta años no son nada

Ahora que están de moda los viajes y las máquinas del tiempo, el doble sentido en la Beniata, que estrené a las nueve de la mañana, supone el regreso a otra época. Porque hubo un tiempo en que ni la vaguada ni el puente Fernando Reig existían y en el que las calles principales eran de doble sentido. A Amando Vilaplana fue el concejal que le tocó lidiar con el toro de la gigantesca reforma que se hizo hace casi tres décadas, creando el doble circuito Entenza-Santa Rosa-Fernando Reig y Cervantes-Alameda-Gil-Albert, en un sentido y otro. ¡Aún me acuerdo de las tumultuosas asambleas en San Roque con los vecinos de Entenza, con el hacha de guerra en la mano! Y no les faltaba razón... la variante de Alcoy que tenía que estar en cuatro días tardó 25 años... Ahora, con el bamboleo del puente -queda bien citar a Julio Iglesias, el gran rival de Camilo Sesto en su día- ha tocado volver al pasado, por un tiempo de momento indefinido, pero que todo el mundo confía sea corto. Hasta Navidad se dice (sin confirmación oficial alguna. Puro macuteo).

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