La presencia el año pasado del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en el acto de inauguración de la Fira de Tots Sants de Cocentaina, supuso terminar con años y años de olvido institucional por parte del anterior gobierno autonómico, incapaz de digerir que un certamen organizado por un municipio gobernado por los socialistas hubiese alcanzado tal nivel de grandeza a nivel económico, cultural y turístico.

Superado este injustificable ninguneo, es el momento de abordar otra cuestión igualmente sangrante, como es el ridículo nivel de subvenciones que recibe el evento. Está muy bien que a la Fira lleguen mimos y parabienes por parte de las administraciones, pero ya va siendo hora de que reciba algo más que cariño.