Si a alguien le interesa, guardo fotos de aquellos dos días. Muy soleadas. En el templo de Debod, por ejemplo. El 29 y el 30 de septiembre de 1986 hizo sol en casi toda España... salvo en esta parte del Levante, como dicen los telediarios, en la que había una nubecilla. Mientras en Madrid se vivía el veranillo de San MIguel en todo su esplendor, en Alcoy cayeron 700 litros de agua en dos días. 700 litros. La ciudad aguantó, pero que muy bien. ¿Alicante o Valencia habrían resistido tamaño diluvio sin consecuencias graves? Lo dudo mucho. Puede que hoy sí, pero desde luego no entonces. ¿Y aquí que pasó? Pues que hubo problemas. Se suspendieron las clases; se anegaron las obras de construcción del puente Fernando Reig y los cauces de los ríos registraron inudaciones y deslizamientos, lo que inundó multitud de fábricas (que por entonces haberlas, habíalas). ¡Ah! Y la fuerza del Serpis se llevó por delante el puente de Els Algars, incomunicando a los vecinos de Sant Rafael. El Ejército de Tierra colocó un puente provisional y lo resolvió. Las pérdidas se valoraron en más de 1.000 millones de pesetas, lo que en la época era mucho, y el presidente Joan Lerma y el gobernador civil Virginio Fuentes aportaron auxilio con celeridad. El mayor desastre estuvo a punto de producirse en El Molinar, pero aunque el barro casi ocultó la cúpula, no llegó a penetrar. Aún así, la ciudad estuvo varios días sin agua potable y abasteciéndose con camiones cuba. En el viaje de regreso desde Madrid, en el Talgo del 30 por la tarde, empezamos a enterarnos del percal y a preocuparnos. Entre otras cosas, en Villena habían caído más de 200 litros, sin consecuencias, pero nuestro Seat 850 estaba aparcado junto a la estación, un coche que -como muchos recordarán- no arrancaba si se mojaba la tapa del delco. ¡A la primera! Pudimos volver, por una carretera que presentaba arrastres, pero por la que se podía circular. Recuerdos de hace 30 años.