En Alcoy, los viales, los enlaces urbanos, son habas contadas. Para ir de un sitio a otro existe, por regla general, un enlace principal y, con suerte y sólo a veces, otro secundario, complementario y de uso limitado. Consecuencias de la orografía atormentada, de las montañas y barrancos. Por eso, cuando hay una incidencia, el efecto suele dispararse exponencialmente con respecto a lo que puede suceder en otras poblaciones, más «rectilíneas» o asentadas sobre enclaves llanos.
Alcoy está empezando a vivir el último ejemplo, de la mano del puente Fernando Reig, pero la realidad del impacto no se contemplará en todo su esplendor hasta que la ciudad no retome su pulso cotidiano; por ejemplo, cuando empiecen las clases, la semana que viene. Hasta ahora, quitando la primera media hora, a partir de las 11,08 horas del pasado 28 de julio, cuando la Policía Local cortó el tráfico, la repercusión de la clausura es muy limitada por la reducción del tráfico que se registra en torno a agosto.
Precisamente, el puente Fernando Reig, con su puesta en servicio el 30 de abril de 1987, combinado con la vaguada, permitió la mayor reordenación de tráfico de la historia local, incorporando sentidos únicos en calles como Entenza, la Alameda, Santa Rosa, la avenida país Valencià o Cervantes, lo que también conllevó un doble vial de entrada y salida, por la que entonces era travesía obligada de la N-340. Ahora, parte de aquel circuito histórico se va a tener que recuperar con el doble sentido del puente de Cervantes y la calle Alicante, para facilitar la salida de la ciudad en dirección sur.
El problema es que de la calle Alicante hay un carril cortado desde el 1 de mayo de 2015, por la ruina acrecentada de las naves de Maquinaria Ceres. Con un sólo carril se ha podido funcionar más o menos bien -salvo en horas punta- hasta que el cierre del Fernando Reig ha hecho que a todo el mundo le entren las prisas para resolverlo cuanto antes. Con la planificación actual, será complicado que el vial esté a punto para el día 8 de septiembre, jornada en que empiezan las clases.
Esto sucede, además, por encima de Sembenet y Santiago Payá, dos polígonos industriales cuyos accesos son más que precarios. El 12 de abril de 2012 se hundía el puente de acceso al romperse los anclajes por el movimiento de la ladera, quedando la zona limitada al Camí de la Murtera, de un sólo carril, con un pontón precario y un semáforo regulando el paso alternativo. Fue necesario todo un año para habilitar un vial provisional desde la parte de la Beniata, con un sólo carril y también con semáforo para regular los sentidos. Ahora, se está gestionando ampliarlo a dos carriles, tras haberse descartado la eventualidad de reparar el puente.
Muy poco antes, el 18 de enero de 2012, un temporal de lluvias había causado un derrumbe en la calle Calderón, que obligó a clausurar el vial desde el río a la zona del Matadero, un vial interior que permitía una conexión ágil del Centro a la Zona Norte. Hubo que esperar hasta la Nochebuena de 2015 para que el tráfico se restableciera tras la consiguiente reparación, aunque para entonces ya se había puesto en servicio el puente Viaducto-Zona Norte, que ha mejorado las comunicaciones interbarrios de forma notable. No obstante, como se informó en julio, el aumento de tráfico desde la autovía ha propiciado accidentes e inseguridad en la zona de San Juan de Ribera, en la que se prepara una actuación urgente que incluirá badenes y la remodelación de los aparcamientos.
Trabajos en curso
Mientras tanto, ayer seguían los trabajos en el puente Fernando Reig, apoyados por una grúa de grandes dimensiones y centrados en el tirante todo. Hoy puede haber informaciones precisas sobre los planes en curso.
