Tras el espectáculo de la Entrada de Moros y Cristianos del pasado jueves, Castalla vivió ayer la segunda jornada de sus Fiestas en honor a la Virgen de la Soledad y lo hizo con uno de sus actos más caraterísticos, como es la «Ballada de Banderes». Fue tras el estruendo matinal de los arcabuces, que de nuevo por la tarde adquirieron protagonismo con la guerrilla entre ambos bandos.

Cuando todavía no se habían apagado los ecos del brillante desfile brindado en la tarde del jueves por las distintas comparsas, la actividad festera volvió ayer a ser frenética en Castalla. Tras la solemne misa, los dos bandos llevaron a cabo el tradicional desfile con alardo de arcabucería hasta encontrarse en la Plaça Major. Una vez allí, dio comienzo uno de los actos más característicos y emotivos de la celebración, como es la «Ballada de Banderes». Los enormes estandartes surcaron el viento de la mano de expertos festeros, al tiempo que los numerosos asistentes irrumpían en calurosos aplausos.

Los arcabuces tuvieron de nuevo su protagonismo por la tarde, con la primera de las guerrillas y la posterior Embajada Mora, que concluiría con la toma de la fortaleza por parte de las huestes de la media luna. Hay que señalar que a lo largo de las Fiestas se quemarán más de 400 kilos de pólvora.

La jornada de hoy habrá comenzado a las ocho de la mañana con el volteo genral de campanas y la Diana, para continuar a las nueve con la Misa de comparsas y a las once con la Misa Mayor. Una hora más tarde arrancará el Desfile Infantil, que de nuevo volverá a ser una de las citas más destacadas. Todo ello antes de que por la tarde, a partir de las siete, se celebre la vistosa Ofrenda de Flores.