Cocentaina puso ayer el punto y final a sus Fiestas de Moros y Cristianos y lo hizo de manera estruendosa. Los festeros quemaron 1.100 kilos de pólvora en las espectaculares batallas de arcabucería entre ambos bandos, en una jornada en que las embajadas también fueron protagonistas.

El programa de actos se inició al alba con las guerrillas, si bien fue con la embajada mora, el simulacro de incendio de la Vila Comtal y la posterior batalla de arcabucería cuando el día alcanzó su máxima intensidad. Las huestes de la media luna se hicieron con la posesión del castillo de forma efímera, toda vez que por la tarde volvería a pasar a manos cristianas tras un nuevo y ruidoso combate.

La presidenta de la junta de Fiestas, Pepa Prats, valoraba de forma muy positiva el desarrollo de las Fiestas. «Todo ha salido a la perfección. La Entrada fue senscional, tanto por la elevada participación como por la espectacularidad de los boatos. El público también respondió de forma masiva, por lo que no podemos hacer otra cosa que estar muy satisfechos».