A media tarde, se dio la alarma de un fuego en L'Orxa. Parecía rutinario, en una zona pelada tras varios incendios en veranos precedentes. Todo era normal hasta que las brigadas de L'Orxa y Alcoy, que trabajaban en un cortafuegos, se vieron cercadas por las llamas. En un instante, dos jóvenes muertos -Ignacio Faulí Arroyo, de Alcoy, y Miguel Manuel Virto, originario del País Vasco- y siete heridos, algunos de notable consideración. La tragedia causó conmoción y polémica, entre los sindicatos, que revelaron que se salvaron los que saltaron el frente de fuego, algo para lo que los dos fallecidos no tuvieron la oportunidad.

Los heridos, con las botas y los pies quemados, ardiendo y sin piel, fueron evacuados de urgencia al Hospital Virgen de los Lirios de Alcoy, donde prácticamente se declaró el estado de emergencia. Tres heridos graves fueron evacuados a la unidad de quemados de Alicante en helicóptero, mientras en el exterior mucha gente buscaba noticias de sus allegados, brigadistas o forestales. Entre ellos, Ignacio Faulí padre, que conocería más tarde el destino trágico de su hijo y cuya llama mantendría viva hasta su propia desaparición, hace ya unos años.

Desde la Conselleria de Medio Ambiente, no se ocultaba la tristeza por la tragedia en un paraje sin apenas valor ecológico, lo que aumentaba más si sabe el pesar: 575 hectáreas de sierra rechamuscada. De hecho, Antoni Escarré era cesado como titular y la primera acción de su sucesor Emérit Bono fue acudir el entierro de Ignacio Faulí, en el Sagrado Corazón de Alcoy, entre una multitud que desbordó el templo. Allí se las vio cara a cara con forestales indignados a los que tuvo que hacer frente.

Catorce coronas acompañaban al féretro, de los bomberos, de las brigadas forestales, de la abuela, de la Filà Andaluces... El párroco ofició el fuenral en compañía del inolvidable don Cirilo.

Así empezaba todo y así acaba de terminar. Veintitrés años para cerrar un caso: nueve para hacer el juicio, con la responsabilidad consumada del encargado de las basuras de L'Orxa, culpable de imprudencia, y catorce para ejecutar la sentencia, gracias al empeño personal del actual alcalde Arnaldo Dueñas. Las familias han acabado aceptando la propuesta y acabando con el caso.