Muro ha retomado las gestiones para suprimir o cambiar el topónimo «de Alcoy». El Ayuntamiento ha creado una comisión técnica y otra política con el objetivo de organizar mesas redondas y estudiar, si cabe, la posibilidad de convocar un referéndum vecinal sobre el asunto. La pretensión de eliminar el «apellido» fue desestimada en 2004 por el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), que alegó que existe otro municipio en Mallorca con la misma denominación.
Muro se denomina Muro de Alcoy desde que hace ahora un siglo se aprobó una ley que impedía a dos poblaciones en territorio estatal llevar el mismo nombre. En aquel momento el Muro de Mallorca salió ganando, dado que el municipio de El Comtat tuvo que adoptar el topónimo «de Alcoy» en referencia al río Serpis, nacido en esta ciudad.
Sin embargo, esta denominación no ha calado nunca entre los habitantes de la población. Fue por ello por lo que el Ayuntamiento protagonizó a principios de la década pasada distintas gestiones con el objetivo de suprimir el «apellido». En primer lugar presentó una solicitud ante la Conselleria de Administraciones Públicas, que la rechazó con el argumento ya consabido del Muro ubicado en la isla de Mallorca. Esta resolución fue recurrida después ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunidad Valenciana, cuya resolución en 2004 fue igualmente negativa, reiterando que la normativa no permite que haya dos poblaciones con la misma denominación.
A la vista de que se cerraban todas las puertas, el Consistorio llegó a plantearse la posibilidad de declararse en rebeldía y dejar de utilizar el topónimo a todos los efectos, aunque exponiéndose a posibles consecuencias jurídicas.
El asunto, desde entonces, ha permanecido en estado latente, pero se ha retomado ahora cuando están a punto de cumplirse los cien años desde que se introdujo el «de Alcoy».
El concejal de Cultura, Sergi Silvestre, manifestaba que se han creado dos comisiones, una técnica y otra política, con el objetivo de abordar el tema. En el caso de la primera, está formada por filólogos, historiadores y geógrafos, y según el edil, «su misión será la de estudiar la documentación y proponer la organización de actividades, como mesas redondas o charlas, entre otras».
En lo que respecta a la comisión política, en ella estarán representados todos los partidos políticos del municipio, tanto los que están en el Ayuntamiento como los que no. Este será el foro que, si se considera conveniente, tome decisiones respecto a los pasos a seguir para intentar suprimir el topónimo. Silvestre manifestaba que «todo está encima de la mesa, y cualquier decisión que se adopte será por consenso y sin generar ningún tipo de conflicto ni herir susceptibilidades».
Entre las opciones que se manejan figura desde la posibilidad de recurrir la decisión del TSJ hasta la convocatoria de un referéndum para, si es imposible suprimir el topónimo, al menos cambiarlo por otro que saldría de la votación de los vecinos. En este sentido, se han planteado diversas posibilidades, como la de Muro de Mariola. «En cualquier caso -dijo el edil-, todavía está todo muy verde y hay que debatir para ver al final qué es lo que se hace».
