Medio siglo, pero dos épocas, dos mundos. En 1966, «estudiabas lo que había, que era un peritaje», explicaba el actor Pep Cortès, que ante de subirse a las tablas se tituló en Mecánica en la antigua Escuela Universitaria-EUITIA de Alcoy. «A los 35 años, con la democracia, me pude dedicar a lo que gustaba. ¡Y hasta ahora!», explicó. Es uno del medio centenar de peritos que volvieron a pisar la escalinata del edificio del Viaducto, en el que estudiaron, «con muy buen ambiente», apunta Octavio Rico, expresidente de la Asociación de San Jorge y uno de los tres diplomados en Textil. «También tuvimos un grupo de colombianos, pero para el último curso se fueron a Barcelona», recuerda. Ha sido habitual contar con alumnos de Centro y Sudamérica en este centro universitario.

Mientras se va formando el grupo en el Paseo (ahora «Ovidi Montllor»), afloran los recuerdos y las emociones. Como Jaume Cantó, que trabajó en «Papeleras», más específicamente en Editorial Marfil, tras cursar Químicas. «Luego busqué trabajo en Barcelona», agregó. «No pensaba que seríamos tantos hoy; es muy simpático».

Carmen García Albero también es perito Químico y la única que sumó a la foto colectiva, de la que tres que compartieron estudios. La pregunta era clara: «¿No era un poco revolucionario para la época que una mujer se diplomara en Química?». Y la respuesta también: «Era muy revolucionario, tanto que no encontraba trabajo. Me decían: pero si es usted una mujer. Al final, encontré trabajo en una empresa de acabados del calzado, en Elche y luego me dediqué a la enseñanza». Con respecto a la etapa estudiantil, recuerda que «había un ambiente muy bueno, pero en la Escuela no había aseos para mujeres».

El alcoyano Amando Monllor vive en Boca Ratón, «a una hora de Florida», adonde acabó tras «17 años sufriendo nevadas y mucho frío en Nueva York». Ahora está en España por razones de salud y espera volver pronto. «América es lo mejor del mundo», afirma.

Entre testimonios, se hizo la foto de grupo y de ahí la comitiva, bajo un sol digno de Florida, partió hacia el Campus, donde hubo una recepción oficial presidida por el director Juan Ignacio Torregrosa. «Esta vieja Escuela tiene nuevas infraestructuras y queríamos enseñároslas», comentó.

No faltó la visita a los laboratorios ni la emoción ante la orla de 1966, ni ante los expedientes personales de la época que les obsequió la Politécnica. Después hubo desplazamiento al Ayuntamiento, con recepción oficial de la teniente de alcalde Zamorano, comida, ambiente y también cena...