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Ibi

El barrio de Campos cae en el olvido

Los vecinos están hartos de reclamar mejoras que nunca llegan como la limpieza de solares

La vida sigue igual en el barrio de Campos de Ibi. Hace tres años los vecinos denunciaban públicamente el estado de abandono en el que se encontraba abandono y, a día de hoy, pocas cosas han cambiado en esta zona del extrarradio.

La presidenta de la asociación de vecinos, Paquita Miras, mostraba a este diario el parque, un área que no sólo es para los más pequeños, sino que cuenta con paelleros y un espacio de recreo. «No podéis imaginar la gente que viene a pasar el rato el fin de semana, hace algunas semanas aquí se juntaron como 200 personas», asegura Miras, quien está convencida de que para atender tanta demanda deberían intensificar la limpieza y, por qué no, «instalar aseos, ya que la gente acaba haciendo sus necesidades en lugares que no toca».

Los solares, el otro gran problema del barrio. En pleno auge de la construcción y llamados por la tranquilidad de la zona, «hubo quien compró terrenos y finalmente no edificó», explica la representante vecinal. Las malas hierbas crecen libremente sin que «nadie las corte y ahí se crían bichos de todo tipo, desde ratas hasta serpientes». Un reptil aplastado en la calzada avala las declaraciones de Paquita Miras, que insiste en que «los vecinos han colocado rejas en las puertas para que no entren».

La calle Manuel Picó Gisbert está sin urbanizar, impidiendo el paso de vehículos y, por tanto, el acceso a los garajes de las casas. «Esto es una vergüenza, dicen que es de propiedad privada y no municipal, pero ya podrían llegan a un acuerdo el Ayuntamiento y el dueño y poner solución a este desastre», insiste la presidenta.

La inseguridad es otro aspecto preocupante, máxime para los propietarios de viviendas que ya han sido víctimas de robos.

Volviendo al parque, la zona de columpios no cuenta con el suelo acolchado reglamentario, «está lleno de basura y vidrios rotos», dispone de una pista de fútbol que no tiene porterías y el muro que cerca parte de la zona cuenta con más de 4 metros de altura en uno de los tramos y no tiene una valla de seguridad que evite accidentes.

La urbanización incompleta también afecta a la calle Américo Castro, en la que no hay aceras y cuyo desnivel y falta de suministros ha obligado durante más de 20 años a paralizar la edificación de su vivienda a un vecino. Paquita Miras, además, critica que la calle Benito Pérez Galdós quedase cortada al tráfico a la altura del cruce con Donoso Cortés por la «construcción de las cocheras de una conocida fábrica».

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