Las huestes de la media luna protagonizaron ayer una espectacular entrada a Muro bajo un cielo nublado y luciendo unos trajes especiales llenos de color y metal. Miles de personas siguieron y aplaudieron este desfile que llegó a un ritmo más pausado, característico de estas tropas que vienen desde lejos dispuestas a conquistar esta villa de El Comtat.

La Filà Marroks fue la encargada de abrir el paso a los moros. Una representación de guerreros moros, con diálogo incluido, y tres escuadras -cuyo componentes vistieron largas capas, túnicas, cascos terminados con plumas de colores azules, rojas o blancas y sofisticados maquillajes- escoltaron al jefe.

El capitán, Rafael Ortiz, llegó a la villa en una carroza y vistiendo un elegante traje, combinando el blanco, el rojo y el negro, con un peto metálico y un distinguido turbante. Un ballet, evocando animales como el tigre o el elefante, precedió al personaje principal que estuvo acompañado por su favorita y su rodella. Todos ellos realizaron la triunfal entrada a ritmo de la marcha mora «Zomara», del compositor contestano Francisco Valor, y que fue interpretada por la banda de Oliva y un coro de Montaverner.

La comitiva del capitán se cerró con una escuadra especial, con protagonismo de los colores y la estrella de la filà, y la formación oficial de los Marroks.

Las demás formaciones siguieron los pasos del capitán así que en la comitiva se pudo ver a las escuadras de los Realistas, Moros del Rif, Verds y Tariks. Estas dos últimas filaes también se presentaron ante el numeroso público -entre vecinos y visitantes de l'Alcoià, El Comtat o la Vall d'Albaida- con unos originales diseños.

Así, los festeros lucieron unas indumentarias con elementos en color plateado, plumas en tonos oscuros y el característico calzado moruno y pisaron las calles de Muro al son de las marchas moras interpretadas por diferentes bandas de música de las comarcas del norte de Alicante y del sur de Valencia.

El broche de oro al despliegue de la media luna llegó de la mano de la Filà Llana. Por primera vez en esta formación era una mujer la que desempeñaba el cargo de abanderada. Vanesa Jover desfiló muy emocionada y agradeciendo los numerosos aplausos encima de una carroza y acompañada por tres «rodelles». Su séquito estuvo formado por cinco escuadras especiales, dos ballets, sus emires y demás llaneros.

Los espectadores recibieron con confeti, vítores y ovaciones a los moros, que ya han sitiado la villa. Así, estas tropas y los cristianos -tras sus respectivas entradas y tributar honores a la patrona de la localidad, la Virgen de los Desamparados- protagonizarán hoy una dura batalla para ser dueños de estas tierras de El Comtat.