Un perro, un Shih-tzu de cuatro años, ha tenido que ser operado de urgencia para retirarle trozos de pollo rellenados con grapas que se había tragado en una zona verde de Alcoy, concretamente la plaza Blas Domingo Llidó, en la Zona Norte. No es la primera vez que se encuentra comida envenenada en este parque, hechos que están investigando la Policía Nacional y la Policía Local, tras haberse efectuado las correspondientes denuncias a las autoridades sanitarias.

Una vecina de la Zona Norte paseaba por el citado parque esta semana sobre las diez de la noche, cuando observó que el perro trataba de comer algo. «La primera vez lo amonestó, pero luego vio que intentaba comer algo más y entonces le sacó de la boca tiras de piel de pollo, viendo que estaban llenas de grapas metálicas», explicó ayer Patricia Figuerola, de la clínica veterinaria Agora, que se ha ocupado de la atención al can.

«La dueña dedujo que lo anterior podía tener también grapas, por lo que optó por darle leche en la creencia de que le ayudaría a sacarlo, y luego nos llamó al pensar que estaba en peligro de muerte», agregó la veterinaria. El perro fue auscultado y «le hicimos una radiografía, constatando que eran puntiagudas y en mucha cantidad», por lo que no se podían evacuar sin riesgo. «Esa misma noche hubo que operarle, abriéndole el estómago para retirar el contenido», agregó Patricia Figuerola, en un proceso que se desarrolló en San Vicente.

Ahora, el Shih-tzu sigue hospitalizado, «evolucionando favorablemente; está sometido a dieta líquida y luego blanda, lo mismo que se haría para una persona. Es una operación grave y además cara», en este caso para la propietaria.

La propia profesional comunicó los hechos a Sanidad y además los ha difundido a través de las redes sociales, para que los usuarios de la zona lo tengan en cuenta. «No es la primera vez que ocurre en esta zona, en la que ya se han encontrado varias salchichas y botifarras con tornillos y grapas y siempre lo hemos denunciado», con la sospecha clara de que puede ser la misma persona, «alguien que odia a los perros».

La concejal delegada Aroa Mira explicó a este diario que se ha recibido la denuncia y trasladado a la Policía Nacional y Local, «como siempre se ha hecho». Tras lamentar este tipo de acciones la edil subraya que «recibimos críticas en las redes sociales de que no se actúa, y no es verdad; lo que sucede es que no se encuentra al autor. La policía trabaja e investiga los hechos, pero es muy difícil salvo que se coja a alguien in fraganti. Por ello, lo principal es la autovigilancia», agregó.

La plaza Blas Domingo Llidó ha sido el punto en que se han producido más incidentes con comida-trampa en la ciudad, salvo algún caso esporádico en la Zona Alta.