La Procesión de la Reliquia, la Misa Mayor y la Procesión General. Esos son los actos principales del día que las fiestas de Moros y Cristianos dedican a San Jorge. Visto de fuera, cualquiera podría pensar que el fervor, la devoción y el recogimiento son los únicos estados de ánimo que presiden esta jornada, pero nada más lejos de la realidad.

Aprovechando los puntos muertos que deja el programa oficial, las calles del centro de la ciudad acogen un programa alternativo, en que la improvisación es el instrumento adecuado para llegar al objetivo final, que no es otro que la diversión.

Terminada la Procesión del Traslado, y mientras en el interior de los muros de la iglesia de Santa María se desarrolla la Misa Mayor, festeros y público se funden en una algarabía en forma de pasacalles, reparto de caramelos y bailes, dando forma a un ambiente tremendamente festivo y divertivo.

Las calles de San Nicolás y San Lorenzo, así como la avenida País Valencià, registran un ambiente extraordinario en el que predomina el buen humor. Incluso desde hace unos años, y de la mano de la Filà Cordón, se desarrolla una «flashmob» que cada vez cuenta con mayores adeptos, y que en esta ocasión giraba alrededor de una canción de Alaska.

También en la Plaça de Dins, centro neurálgico por excelencia de la diversión en las fiestas de Moros y Cristianos, la animación es extarordinaria. Grupos de festeros y músicos se enzarzan en una especie de combate con la única finalidad de ver quien triunfa en hacer que las cientos de personas que allí se congregan se lo pasen en grande. El día de San Jorge, por tanto, tiene muchas más opciones que lo que el programa oficial parece reflejar.