El libro es una auténtica joya, aunque de momento es inencontrable. «Los 600 ejemplares que editamos se agotaron el Día del libro», subraya Josep Lluís Santonja, director del Archivo y Biblioteca municipales, que había promovido la edición, con el Centro Cultural, el Ayuntamiento y los libreros locales. El volumen se obsequió a los compradores en la jornada hasta su desparición.

Esta edición ha sido consecuencia del legado de sus hijos al Archivo de la colección de imágenes de Vicente Martínez Andrés, miembro fundador de la AFA y cuya obra, en general, permanecía inédita. Como se explicó, la publicación recoge imágenes de las fiestas entre 1960 y 1980, aproximadamente, reflejando diferentes aspectos.

El análisis un poco más detallado de las fotografías, ofrece un interés indudable, más allá de las propias imágenes de las fiestas. Así, por ejemplo, se puede apreciar al Rafael Terol Aznar como capitán de los Mozárabes de 1960, disparando en un lugar ignoto, que resulta ser el «encaro» en una irreconocible calle San Vicente: sin asfaltar y que más parece un área silvestre, de montaña.

Así era Alcoy en la época, un tiempo en el que el Bar Ideal instalaba mesas en la acera para el Día de las Entradas, como actualmente se sigue haciendo en el Bar Insa en Cocentaina en verano; un tiempo en la que todavía existía el Hotel Comercio -el del doble crimen sin castigo- o Billares Gironés, un establecimiento clásico. En una estampa aparece nítidamente la Granja Cecilia, un enclave que muchos alcoyanos recordamos con ilusión, desaparecido desde hace décadas, como tantos otros.

Y luego están las estampas festeras en sí. Algunas más conocidas, como la Rafael Terol como capitán de 1960, pero otras en las que aparecen caras simbólicas, como los hermanos Enrique y Miguel Moltó -volviendo al bar Ideal- en una escuadra especial de los Maseros, o Jorge Valor Coloma -presidente del Club Ajedrez Alcoy- en la formación de los Cordoneros.

Especial carácter histórico tiene la toma de la escuadra especial de la Filà Judíos de 1973, que sólo se observa en parte, y que sufriría un poco después un grave accidente en la plaza de España, al arder algunos trajes de festeros, que acabaron en el Hospital con quemaduras.

No pasa desapercibida la antigua bandeja, la de antes de la reforma, o mejor dicho «las reformas» que la condujeron a su configuración actual; era la Bandeja que tenía coches aparcados a veces y otras, mesas y sillas de los bares del entorno, que ahora se limitan a las aceras. Tampoco hay que dejar de lado los antiguos «municipales» que aparecen en diversas imágenes.

Un volumen, en suma, que descubre espacios y personajes en muchos casos desaparecidos, pero que aporta el color -en blanco y negro, claro- de una ciudad en un tiempo que en algunos aspectos sigue, pero que en otros ha quedado olvidada. Una obra recuperada y una joya bibliográfica para los afortunados poseedores.