El fuego volvió a iluminar anoche Muro con motivo de la antiquísima tradición de las hogueras de San José. Los vecinos cumplieron de nuevo con este ritual, propiciando un excelente ambiente que se prolongó hasta bien entrada la madrugada. Muebles viejos, palés y restos de poda ardieron en distintos solares del municipio, en una especie de conjura que busca acabar con todo los viejo e inútil para afrontar con espíritu renovado la entrada de la primavera.

La fiesta se ha estado viviendo desde varios días antes con la confección de las hogueras. Distintos solares del municipio, repartidos sobre todo por los alrededores del Bracal, la piscina municipal, la plaza Palacio y la antigua estación del ferrocarril fueron los enclaves elegidos otra vez por los vecinos para amontonar muebles viejos, palés, restos de poda y otros enseres, que anoche acabaron siendo pasto de las llamas.

Significado

El significado de este antiguo ritual es simple: se trata de quemar todo aquello que se considera viejo e inútil, con el objetivo de entrar en la nueva estación primaveral con espíritus renovados y sin ningún tipo de ataduras.

Al contrario de lo sucedido el año pasado, en que la lluvia complicó la celebración, ayer la fiesta se desarrolló con normalidad, aunque también se escapó alguna que otra gota. Fue alrededor de las ocho de la noche cuando los vecinos procedieron al encendido de las hogueras, algunas de ellas de grandes dimensiones, lo que iluminó Muro en una estampa que se repite cada noche de San José.

Las llamas pronto dejarían paso a las brasas, que como manda la tradición fueron utilizadas para el asado de carnes y embutidos, viandas principales de una cena de hermandad que reunió a niños y mayores al calor de los restos de las hogueras.

Muro, en definitiva, cumplió de nuevo con la tradición, en una noche en que convivieron la magia del fuego con la diversión y el compañerismo.