Guillem Torres, alcoyano investigador de lo medioambiental o paisajístico por todo el territorio comarcal, se sintió atraído por las pequeñas bocas de túneles que hay por la zona del Salt, en dirección hacia el Racó de Sant Bonaventura. Y un día decidió entrar, con acompañamiento. «Fuimos dos, con bastante separación, por si había emanaciones tóxicas, aunque enseguida comprobamos que había corrientes de aire y que no había problemas», explicó a este diario.

De esta forma, sus pesquisas han permitido concretar que, hacia 13oo, se unieron los cauces de los ríos de Barxell y Polop, «con el fin de regar los diferentes campos agrícolas entre El Salt y el Racó Sant Bonaventura», detalla, citando como base un texto de Julio Berenguer en la «Historia de Alcoy». Para lograr este objetivo, se construyó una conducción de aguas de unos 1.500 metros, que incorporó dos acueductos subterráneos de 250 y 150 metros, excavados en su mayor parte en roca dura, en un paraje aún marcado hoy en día por las huellas de las canteras que se abrieron en décadas pasadas.

La entrada a una de las galerías está justo en la vertical del Salt, pasa por debajo de las casas y por arriba del yacimiento Neandertal y va a salir junto al sendero que conduce hacia el Racó, tras un tramo al aire libre excavado en plena pared, ahora entre chumberas. «La construcción de la galería es de sillería y de losas de piedra tallada en algunos puntos», indica, subrayando que en algunas zonas tiene un metro de altura y en otras, se puede caminar casi de pie. «Hay puntos donde está tapiada y aún se puede ver el distribuidor de agua, olvidado», agrega.

La segunda galería está más cercana al Racó, tiene una altura de un metro aproximadamente y también se ha excavado en la roda. «En ambos casos, el estado de conservación es bueno», acredita. Durante la excursión se puede tomar contacto con la fauna, integrada por murciélagos, arañas marrones e incluso culebras bastardas.

En el exterior, entre ambas galerías, pueden localizarse las conducciones, en buen estado en algunos puntos y apenas restos en otras, fruto de una magna obra de siglos olvidados.