Con el paso del tiempo, las asociaciones de vecinos han detectado una disminución importante de colaboradores. «La gente se implica menos y, además, la creación de entidades específicas para cada problema conlleva que las personas dispuestas a ayudar están repartidas», explican Xavier Miró, Jordi Miró y Juan Moltó, quienes aseguran que «con la legalización de partidos y sindicatos ya se notó el primer descenso en la participación».

Los tres, además, coinciden en que «hace falta implicar a gente joven» y «aunque ahora en el barrio tenemos infraestructuras y servicios, seguimos teniendo carencias, sigue habiendo mucho qué hacer y por lo que luchar», insisten. c. s.