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La nueva hornada de políticos del PP siente «asco» por la corrupción y reclama primarias

Diez destacados dirigentes populares aseguran sentirse traicionados y avergonzados por los múltiples escándalos que han sacudido a su formación. Apuestan por la limitación de mandatos y por dar voz a los militantes

Traicionados, avergonzados, asqueados, impotentes... La nueva hornada de dirigentes del PP se ha querido desmarcar de los innumerables casos de corrupción que han azotado al partido durante las últimas semanas, meses y años, y apuesta por una renovación completa para desligar las siglas de la formación de los escándalos. Fácil no lo tendrán. Y son conscientes de ello. Pero Eva Ortiz, César Sánchez, José Juan Zaplana, Eduardo Dolón, Adrián Ballester, Rafael Candela, Mari Carmen de España, Elisa Díaz, Alejandro Morant y Luisma Pizana coinciden en señalar que al PP no le queda otra que depurarse para dejar atrás las connotaciones que, hoy por hoy, arroja la marca PP.

Pero, ¿cómo? En primer lugar, mostrando su más absoluto rechazo a cualquier práctica turbia. «Siento vergüenza, rabia y tristeza», proclama Eva Ortiz. A sus 40 años, la dirigente oriolana ha entrado en un torrente desbocado. Se ha convertido en la coordinadora general del PP de la Comunidad -es la número dos de Isabel BonigIsabel Bonig- en el momento más delicado de la historia del partido. Los populares se han quedado fuera del Palau 20 años después y cada semana está aflorando un nuevo escándalo que golpea a dirigentes que en su día fueron pesos pesados. «Siento una impotencia terrible», afirma Ortiz, a la vez que proclama sentirse engañada.

El presidente de la Diputación de Alicante y alcalde de Calp, César Sánchez, también forma parte de la nueva generación de políticos del PP que está llamada a permanecer en la primera línea durante años. Y, al igual que Ortiz, asegura que siente «vergüenza» cada vez que desayuna con un nuevo caso de corrupción copando páginas de periódicos. «Confío en que la Justicia sea rápida y caiga todo el peso de la ley sobre los corruptos», señala.

Su vicepresidente primero en la Diputación y secretario general del PP en la provincia de Alicante, Eduardo Dolón, dice sentirse «muy afectado» por los casos de corrupción de sus compañeros y comparte con Sánchez que «debe caer el máximo castigo previsto en la ley» si se confirman todas las irregularidades. «Siento vergüenza», parafrasea.

Adrián Ballester, primer teniente de alcalde de Redován, vicepresidente quinto de la institución provincial y coordinador comarcal del PP en la Vega Baja, es uno de los más contundentes. Llamado a convertirse a corto plazo en uno de los principales referentes del partido dada su juventud (33 años), experiencia y preparación académica, Ballester dice sentirse «traicionado» por algunos cargos «que han estado viviendo en la codicia y mentira defraudándonos a todos».

Otro dirigente joven y con proyección es Rafael Candela. El vicesecretario de Política y Organización del PP en la provincia, de 35 años, acumula ya más de una década de experiencia en la primera línea. Y, como al resto de sus compañeros, le da «asco» la corrupción. «Hemos tenido como compañeros a auténticos sinvergüenzas que se han aprovechado de las siglas. Me han defraudado y no nos merecemos todo el daño que nos han hecho», apunta.

José Juan Zaplana es otro de los cargos del PP con una amplia experiencia en el día a día municipal. A sus 41 años, ya ha sido concejal en San Vicente desde 2003 hasta 2015, ha ostentado la secretaría general del PP en la provincia y ahora es diputado en las Cortes y vicesecretario regional del PP. «He sentido una desilusión brutal porque yo sentía admiración por el trabajo que hacían algunos de ellos», sentencia al ser cuestionado sobre la corrupción en su partido. «Si se confirma todo lo que se está publicando, nos habrán engañado de una manera increíble», añade.

Su compañera en las Cortes Elisa Díaz lamenta que los casos de corrupción estén tapando «el inmenso trabajo» que realiza la inmensa mayoría de los cargos del partido y sentencia que la nueva hornada de dirigentes «no tenemos nada que ver con lo anterior».

Mari Carmen de España, concejal en el Ayuntamiento de Alicante y diputada provincial en el pasado mandato, también se ha mostrado «avergonzada» por los escándalos y está convencida que los corruptos «terminaran pagando».

El alcalde de Busot, vicepresidente segundo de la Diputación y coordinador comarcal del PP en l'Alacantí, Alejandro Morant, apunta que los «principales perjudicados» por las tramas corruptas son los dirigentes y afiliados honrados del partido; mientras que el presidente de Nuevas Generaciones en la provincia, Luisma Pizana, admite que los jóvenes populares están «hartos de pasar vergüenza por los comportamientos indignos» de sus compañeros.

La «refundación» del partido

Todo ello, referente a la corrupción. Pero, ¿qué debe hacer el PP para reconectar con el electorado ahora que la marca está dañada? Los 10 dirigentes coinciden en dos ideas. La primera, celebrar primarias para la elección de sus candidatos. Y la segunda, apostar por la limitación de mandatos (dos legislaturas) en los cargos ejecutivos para evitar que los políticos se perpetúen en las instituciones y pasen toda su vida recibiendo ingresos del erario público.

Uno de los precursores de estas ideas ha sido César Sánchez. Las ha venido defendiendo desde hace años, cuando nadie en el PP se atrevía si quiera a mencionarlas. «El partido tiene que evolucionar, reformarse e implementar mecanismos para ser más democrático», sostiene.

Eva Ortiz comparte esas dos premisas y se muestra partidaria de la fórmula «un militante un voto». Pero, a diferencia de otras formaciones como el PSPV, Compromís o Podemos, considera que en las primarias únicamente deberían participar los afiliados y los militantes. Es decir, no serían abiertas a la ciudadanía.

Adrián Ballester da un paso más y apuesta por recuperar el discurso ideológico y por formar «continuamente en comunicación» a todos los cargos orgánicos e institucionales. Y advierte: «Las primarias no es una cuestión negociable: primarias sí o sí. Hay dirigentes que no ganarían ni las elecciones de su comunidad de propietarios».

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