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El regreso de los buitres

Mariola cuenta con una población estable de un centenar de ejemplares 15 años después de iniciarse el plan de reintroducción

Imagen del marcaje de buitres en la zona del aviario. Los pollos también son marcados en sus nidos, a donde se accede con técnicas de escalada. JUANI RUZ / información

La ganadería siempre ha estado presente en las comarcas de l'Alcoià y El Comtat, primero para cubrir las necesidades de la población en materia de carne, y posteriormente por la potente industria textil, cuya materia prima principal era la lana. En el siglo XIX había miles de ovejas, y aquellas que morían en los montes servían de alimento a una importante colonia de buitres leonados, que a lo largo de los tiempos había estado presente en la zona.

Las cosas, sin embargo, empezaron a cambiar, con una disminución progresiva de los ganados, que además pasaban a estar estabulados en granjas. A esta caída de los recursos alimenticios para los buitres, se unió también la caza furtiva, toda vez que estas aves carroñeras tenían en aquella época una injustificada mala prensa. El resultado no fue otro que la completa extinción.

Y así ha permanecido hasta que hace 15 años unos entusiastas decidieron agruparse en la asociación Fapas-Alcoi, para a través del denominado «Projecte Canyet» poner en marcha un ambicioso plan de reintroducción que ha dado sus frutos con la presencia en la actualidad de una población estable de un centenar de ejemplares.

Según recuerda el coordinador, Àlvar Seguí, los inicios fueron complicados. «En el año 2000 llevamos a cabo la primera suelta con aves que trajimos de Navarra. Sin embargo, regresaban a su lugar de origen».

Es por ello por lo que decidieron montar un aviario en las antiguas canteras del Preventorio, en Mariola, donde mantuvieron encerradas a las aves hasta que se acostumbraron al paisaje. «El resultado -destaca- fue muy positivo, dado que conseguimos que se quedaran el 80% de los buitres».

En 2005 nacieron los primeros pollos, y desde entonces hasta la fecha ya se contabilizan 102 merced a las parejas reproductoras que se han instalado en el Barranc del Cint de Alcoy, Vuit Piletes de Cocentaina, Barranc dels Tarongers de Bocairent, Penya del Mijorn de Tibi y Alfafara. «Antes la mayoría estaba en el Barranc del Cint, pero la presión humana ha hecho que busquen otros lugares más tranquilos».

El problema de la alimentación se ha resuelto con la carne que descartan los mataderos, las carnicerías y los mercados, así como las bajas de animales que se registran en las granjas y cuadras. Son los miembros del colectivo los que la trasladan al lugar en el que está instalado el aviario, y donde los buitres acuden a comer. «Realizamos un estudio sobre las posibilidades de alimentación, y vimos que había potencial suficiente para un centenar de ejemplares».

El proyecto vive de las aportaciones de los 40 socios de Fapas-Alcoi, así como de las subvenciones de los ayuntamientos de Alcoy y Cocentaina, entre otras cuestiones. También se llevó a cabo una campaña de apadrinamiento, que lamentablemente coincidió con la crisis. «Lo que está claro -concluye- es que con cuatro perras hemos logrado lo que en otros sitios con ayudas millonarias».

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