El Tribunal Supremo ha zanjado el asunto -salvo «recurso milagro» ante el Constitucional-, resolviendo que en la urbanización de Serelles, en Alcoy, se cometieron tropelías con los barrancos y dos vías pecuarias. Por ello, el Ayuntamiento tendrá que desembolsar 1,2 millones de euros, por la multa impuesta y la reparación de los daños, reponiendo a su estado original barrancos y vías pecuarias.

Sin embargo, alguna voz ya alertó de que esto podía llegar a ocurrir. Concretamente, en 2005 la Colla Ecologista La Carrasca presentó alegaciones al proyecto, señalando que «entre otras ilegalidades en la urbanización de Serelles» se iba a a producir «una ocupación ilegal de los barrancos» y una afectación a las vías pecuarias del Teular del Llonganissero y el Collao Sabata.

Ahora, el Supremo ratifica que «realmente resulta impensable que el tratamiento dado a esos barrancos respete su condición de corredor ecológico» y que «un barranco interrumpido por calles y rellenado debajo de las mismas pueda cumplir con su función de corredor ecológico», entre otros conceptos. Al respecto, hay que significar que la declaración de impacto dictada en 2004 por la Conselleria de Medio Ambiente «exigía claramente la conservación de los barrancos en su estado natural», aconsejando «crear espacios abiertos arbolados en las márgenes de los barrancos preferentemente incorporados a la red primaria como zona verde», recordaban ayer los ecologistas.

De todo esto, la Carrasca advirtió en 2005 a través de las alegaciones al gigantesco proyecto urbanístico, que iba a incluir hasta 1.000 chalés en las estribaciones de la sierra de Mariola. «A pesar de eso, el gobierno de Sedano desestimó las alegaciones que presentamos en mayo de 2005 y un recurso de reposición presentado en octubre del mismo año».

De forma complementaria, los ecologistas han solicitado públicamente «el inicio urgente de las obras de recuperación de los barrancos y de las vías pecuarias (también ocupadas ilegalmente) y que esta intervención aprovecha para redimensionar la urbanización, reduciendo al máximo la extención y el impacto» de esta urbanización, que definen como «fracaso ecológico, social y económico».